No podía volver a casa después de huir. Por lo cual, solo había una opción: ir a su piso. El ascensor dejó escapar un chirrido metálico al abrir sus puertas. Me topé de frente con mi reflejo en el espejo de la cabina. Entonces, solté una exclamación:
—¡Estoy hecha un desastre!
No fue una duda, estaba marcando un hecho. Sentía el cuerpo agarrotado, me ardía en los ojos y me enjuagué con la mano. Miré los dedos cubiertos de maquillaje. Fue una pésima idea, casi tanto como levantarme esa mañana.
—Solo estás empapada —dijo Will encogiéndose de hombros—, despeinada, mal desmaquillada y con un disfraz de princesa.
—Supongo que he tenido momentos mejores.
—Por cierto, se te transparentan los pezones con ese traje.
Clavé la vista al corsé de plumas. Tenía los pezones duros por el frío, la lluvia y el reciente beso. Pegué un respingo, cerré la chaqueta y me sonrojé.
—¿Podrías dejar de mirarme como si estuviera desnuda? —murmuré entre dientes.
—No tengo que imaginarlo, ya te he visto —respondió con las comisuras de los labios hacia arriba.
¿Cómo podía decir cosas tan vergonzosas como si nada? Además, me veía ridícula con el traje mojado. Parecía que él acababa de secuestrar a Barbie en el Cascanueces y luego me haría Dios sabe qué en su piso... En mi cabeza sonaba a tortura y no algo sexy.
No podía dejar de moverme, pensando que ya no era nada falso entre ambos. Habíamos compartido momentos íntimos antes, pero la incertidumbre persistía. Will, captando mi inquietud, me tomó la mano suavemente y tiró de mí para salir del ascensor. No era la primera vez que entraba en su apartamento. La realidad de los sentimientos hacía que la situación fuera casi nueva. Por suerte, Káiser logró sacarme una sonrisa como siempre cuando le saludé.
—Pediré algo de cenar —comentó Will, al tiempo que sacaba el móvil.
—No tengo hambre. Además, estoy empapada y solo quiero cambiarme.
—Sé que suena a locura, pero no está mal comer juntos —dijo él con el ceño fruncido, una expresión de incredulidad en su rostro—. Ya sabes, a veces es necesario consumir nutrientes esenciales. Es de locos, ¿verdad?
No quería comer, pero estaba harta de todo. Había agotado el cupo de decepciones. Lo último que me apetecía era discutir, mucho menos con él. No iba a poder salir de esa hasta que me metiera algo en el estómago.
—Está bien —cedí—. Pide lo que quieras; necesito una ducha antes.
—Espero que te guste la comida asiática.
Me dirigió hacia su habitación para buscar algo seco que ponerme. Agradecí mentalmente que tuviera un lugar donde cambiarme. Mientras rebuscaba en su armario, aproveché para quitarme el incómodo tutú. Una sensación persistente en la nuca me hizo mirar hacia atrás. La mirada ardiente de Will estaba lejos de ser discreta.
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Hecha de Estrellas (TERMINADA, editando borrador)
Teen FictionAunque estudian en el mismo instituto, Aurora y Will son de mundos distintos. Sin embargo, hay algo que les une: la venganza contra sus ex. ¿Qué es lo que pasa cuando a la chica buena le toca sentarse al lado del chico malo en la clase de Biología...