47. Arrepentimientos

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Abrí la boca, tragué agua y moví tanto piernas como brazos

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Abrí la boca, tragué agua y moví tanto piernas como brazos. Me invadió el terror al sentir cómo me hundía poco a poco. Mi espalda tocó el mosaico en el fondo de la piscina. No podía respirar, sentía el frío envolverme el cuerpo y noté que una fuerza me arrastró hacia abajo.

     «Espérame, San Pedro. Voy para allá.»

     Lo siguiente que supe fue que estaba tosiendo agua con cloro y jadeando en busca de aliento. Alguien tenía los brazos alrededor de mi cintura y me empujó hacia arriba hasta salir a la superficie. Sentía todas las miradas del mundo puestas en mí y puede que hubiese perdido las lentillas.

     Giré la cabeza y me aturdió ver que Will me tenía sujeta. Iba a forcejear, pero volví a toser y me entró el pánico porque mi seguridad dependía de él. Me olvidé de cualquier pensamiento racional, envolví las piernas alrededor del pelirrojo y clavé las uñas en su espalda sin contemplaciones. Noté cómo me estrechó.

     —¿Es que no sabes nadar? —gruñó de una manera grave y firme.

     Negué con la cabeza, ocultándola en el hueco de su cuello. Todo bicho viviente debía estar viendo cómo me disolvía en el agua y en la vergüenza.

     Me observó con incredulidad.

     —No puede ser... —Will chasqueó la lengua, debí marcar muy fuerte su espalda con mis uñas.

     Escuchamos el chapoteo de otra persona al terminar dentro de la piscina, ambos nos giramos y vimos al chico que me empujó antes. Sobre el borde estaba Jin con los brazos extendidos. Este último sonrió y alzó las manos.

     —¡Venga, por el Altísimo! —gritó a pleno pulmón y se paseó por el borde de la piscina como si de un escenario se tratase. Luego, se quitó la camiseta—. ¿A qué esperáis? ¡Waterparty!

     Jin agarró a Ebony, la chica llena de los piercings, y ambos se tiraron al agua. Hizo que los recelosos se mantuvieran quietos hasta que un par de ellos saltó a la piscina, luego cuatro. Al final, otros diez más.

     —Por favor, Wolf —le rogué y apoyé la frente en la suya—. Sácame.

     —Tranquila, ya voy. —Sus manos se deslizaron por mis muslos para agarrarme mejor.

     Estaba rodeada de músculos mojados. Me sentía ofendida y algo excitada. Dejé de enterrar las uñas en su piel y me abracé a su cuello mientras él nadaba hasta el borde la piscina. Me sentó ahí y tomé una bocanada de aire.

     La piscina se llenó en pocos segundos de jóvenes borrachos y en distintos niveles de desnudez, pero a mí me costaba verlos. El escozor de los ojos se hizo insoportable y gemí de dolor. Tuve que parpadear muchas veces antes de poder enfocar. Al menos, no perdí las lentillas. Nada podía ir a peor.

     El agua congelada se absorbió en mi vestido y mis bragas. Tampoco llevaba sujetador, así que mis pezones eran evidentes a través de la tela. Coroné ese momento como el más humillante de mi vida. Tuve ganas de chillar, llorar y vomitar.

Hecha de Estrellas (TERMINADA, editando borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora