58. No antes de ti

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Will se dejó caer sobre mí

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Will se dejó caer sobre mí. Dejé escapar todo el aire, sintiendo el peso de aquel monumental hombre mientras el corazón aún galopaba en mi pecho. Su cabello largo me hizo cosquillas en la nariz.

—Oye —lo llamé—, pesas mucho.

—O tú eres muy enana —respondió Will con una sonrisa, apartándose ligeramente para deshacerse del condón.

Ambos nos quedamos tendidos en silencio, el eco de nuestros latidos resonando en la habitación. Sentí un cosquilleo de emoción recorriendo mi cuerpo cuando Will me atrajo hacia él, ofreciéndome su calor.

—Hagámoslo otra vez —susurró Will, su voz cargada de deseo.

Me sorprendió su propuesta, pero una sonrisa juguetona se formó en mis labios.

—Pero si acabamos de...

—Sigamos hasta que nos quedemos dormidos —continuó Will, se inclinó para poner la boca sobre el pezón.

Me mordí el labio inferior, indecisa ante su propuesta tentadora.

—¿Tanto te ha gustado? —pregunté, sintiendo una mezcla de incredulidad y satisfacción.

—Mmm. —Ese rumor contra el pezón me estremeció—. Demasiado.

Me mordisqueó el seno, después lamió ese dulce dolor.

—¿Crees que lo hago bien? —pregunté tímidamente, dejando que la duda se filtrara en mi voz.

Will agarró mi mano y la puso sobre su pecho. Noté su pulso acelerado bajo la piel. Un ritmo frenético.

—Esto es lo que provocas. Todo lo que voy experimentando contigo me encanta y estoy muy satisfecho. Joder, si pudieras meterte una vez en mi cabeza para saber lo que pienso...

—Gracias. Es que... contigo es tan...

Will tomó mi rostro entre sus manos y me obligó a mirarle. Fue imposible escapar de su mirada, así que continúe:

—Nunca había disfrutado de esto. No antes de ti.

—¿Solo conmigo?

—Solo lo hice una vez, así que tampoco tengo mucho criterio.

Sus ojos, los cuales antes estaban llenos de deseo, se oscurecieron con una mezcla de emociones difíciles de descifrar. Su expresión había cambiado, una mezcla de sorpresa y confusión. Me dejó desconcertada.

—Eres casi virgen —replicó.

—No.

—Pero prácticamente no has...

Se detuvo al ver mi expresión. Me di la vuelta para no ver cómo iba a burlarse de mí, pero él me lo impidió al agarrarme de la mano y clavar la mirada en mis ojos.

—No te rías de mí —le pedí.

—¿Ves que esté riéndome?

No añadí nada, pero él continuó.

Hecha de Estrellas (TERMINADA, editando borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora