El nacimiento de un Taewang

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El palacio real poseía un total de veintiséis médicos reales, cada uno con una buena cantidad de asistentes y aprendices, cada uno servía a un miembro de la familia real manteniendo siempre la confidencialidad médico - paciente. Por supuesto que si la salud del Taewang mermaba, no solo se involucraba su médico de cabecera, todos los médicos se esforzaban para devolver la salud a su alteza.

Así que ver reunidos a todos los médicos reales el día veintiséis del mes del solsticio de invierno, desatendiendo a todos excepto un miembro de la familia real haría pensar equivocadamente que el rey peligraba.

La consorte principal, la Reina BoRa de Joseon a quien el Taewang profesaba una veneración enviada por los dioses, llevaba  dos días en trabajo de parto y, sin importarle las demandas de moral del consejo fue en contra de los principios confucianos para salvar a su amada reuniendo a todos los médicos para encontrar una pronta solución.

Un día después el tercer Daegun había nacido, el pueblo de Joseon conforme a la costumbre celebraba su nacimiento, un ambiente festivo reinaba en la nación.

Por el contrario la agitación dentro del palacio no era jovial, el médico principal  dictaminó la pronta muerte al recién nacido y encauzaba sus esfuerzos en la salvación de la Reina consorte que, postrada en cama, cansada y con sangrados excesivos estaba igualmente en las manos de Cheosin.

El Rey no podía perderlos a ambos, podía permitirse perder al príncipe, tenía muchos herederos y no necesitaba uno más, pero no a su Reina. Los médicos exhaustos aconsejaron llamar a los chamanes, pues acabaron con las opciones en sus manos y solo los dioses podrían salvarlos. 

Decenas de Pudakkeori  suplicando a Danshin y Chilseong; dioses de la salud, del nacimiento, de los niños se celebraban sin cesar fuera del palacio de la reina. El Taewang, olvidando incluso sus deberes al reino estaba atento a cualquier noticia que ayudara a solucionar la desgracia actual.

—Alteza, he escuchado de una vieja manshin en el lejano pueblo de Gangwon, sus peticiones son siempre favorecidas por los dioses y sus predicciones nunca son erradas.

El eunuco Yang había recomendado al menos a la mitad de las actuales Mudang del palacio, el Taewang a esas alturas no creía que una más hiciera diferencia, sin embargo, su desesperación lo aceptaba todo. 

Para llegar a Gangwon se necesitarían doce días de camino a todo galope, ir y venir tomaría casi un mes, era improbable que el Daegun resistiera tanto pero tenía esperanza que sanara Jungjeon

— Llámala.

Fueron dispuestos diez hombres para esta tarea, al séptimo día de haber partido uno de ellos regresó trayendo malas noticias, Namsan se derrumbó haciendo el camino real intransitable, rodear la montaña llevaría al menos seis días más. El rey desesperó con la noticia pues ni su amada consorte real ni su recién nacido sobrevivirían, así que fue sorpresa para todos cuando tres días después de las pésimas noticias  la caravana llegó escoltando a la Manshin.

" Comenzamos a rodear Namsam cuando encontramos un manantial, repondríamos el agua para el resto del camino, un altar estaba montado a las orillas del río y la manshin apareció de la nada acercándose a nosotros para apurarnos, dijo que el dios de la montaña guió sus pasos a nuestro encuentro y que debíamos partir de inmediato"

Fue llevada al palacio de la Reina consorte pero para sorpresa de todos y contrario a las demás mudang no montó el kut ahí, si no que los urgió a pausar los rituales y rehacer uno solo alrededor del palacio del Rey y, para indignación del Dangsangqwan el Taewang lo permitió.

Llevaban varios días de cánticos y bailes en honor a los ancestros y dioses del hogar, el ambiente festivo reinaba en el palacio vestido ahora de colores llamativos, la Manshin no durmió o comió en todo ese tiempo, pausando solo para los cambio de hábitos requeridos por los dioses y seguía animando el ambiente alegre y ruidoso del Kut. 

La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora