Yang más Yang II

23 8 1
                                    

Era un asunto para dar pena, el Taeya parecía no tener idea de qué se hablaba y, para ser sinceros, nadie entendía lo que pasaba. En Joseon, las esposas y las concubinas no podían solicitar el divorcio, al casarse estarían siempre dentro de ese matrimonio siempre y cuando el hombre lo quisiera así. Solo el hombre, si su mujer resultaba ser infértil, adúltera, mostraba un mal comportamiento con los padres del novio, estaba enferma, era celosa o chismosa podrán solicitar la terminación del matrimonio, nunca una esposa y ese era justo el problema.

El príncipe consorte no era una esposa. El príncipe consorte era un hombre y por ende, los derechos del matrimonio también eran aplicados a él.

El motivo que se explicaba en la carta, leída en voz alta, era simple, su esposo era un adúltero pues había tomado una concubina aun cuando había entregado un ganso salvaje a sus padres.

Al oír lo último varios de los funcionarios bajaron la mirada y carraspearon para hacer de cuenta que no escucharon el romanticismo y la estupidez del príncipe al declarase monógamo ante la familia del chamán. Después de todo, este príncipe era hijo de su padre, un padre que había dejado todas sus obligaciones dieciocho años atrás para salvar a su consorte.

El eunuco Mon se acercó de nuevo al rey para susurrarle al oído y, si el Taewang ya estaba colérico por el atrevimiento del chamán, por la presión de la corte, por el destino de su pueblo, la noticia del eunco Mon era para terminar de matarlo debido a la ira. Así que nuevamente explotó su mal humor, vociferando tan fuerte que los oídos de los funcionarios dolían.

El eunco Mon, debido a su influencia en la corte, era el primero en enterarse no solo de cualquier chisme en palacio, sino de todo cuando sucedía con cada miembro de la realeza, pues cada servidor de la familia real quería estar en buenos términos con él, así que, mientras el erudito leía la carta en voz alta, uno de los sirvientes en las cocinas le hizo llegar la noticia del ganso salvaje a la reina y con todo lo que pasaba dentro del consejo, supo que el rey debía saberlo de inmediato. Dos acciones contradictorias pasaban ahora por sus manos; una, donde juraba monogamia a su esposo y otra solicitando la disolución del matrimonio. Y, para colmo de males o de bienes, el Baksu en esos momentos esperaba fuera de la sala del Rey.

—¿Causa todo este alboroto para qué? ¡Hazlo entrar!

Las puertas de la sala del Taewang solo se abrían de par en par cuando entraban todos los funcionarios, una vez que estaban en audiencia permanecían fuertemente cerradas y los eruditos de bajo rango que hacían de recaderos tenían que pasar por los guardias y hacer que les abrieran el espacio suficiente para pasar sin interrumpir, así que fue sorpresa que las puertas se abrieran en su totalidad, la luz del sol inundó la sala del rey, haciendo que los eruditos miraran hacia la puertas y el hombre que era el tema actual de discusión fue claramente visible, inundado por la luz del mediodía. Al cerrar las puertas, parecía que había entrado portando la luz él mismo, pues su aura era capaz de cegarlos al mirarlo directamente, causando que bajaran las miradas y pareciendo así que lo reverenciaban. Los funcionarios reunidos no se podrían considerar feligreses, pero todos habían escuchado hablar a sus sirvientes sobre él y habían visto a su país sufrir penurias mientras que dos ciudades que lo habían recibido estaban en perfecta paz, eso debió contar como una prueba fehaciente de que los dioses tenían su favor, más continuaban cegados con lo mundano. El primero en reverenciarlo fue Junmyeon, del cual todos sabían que le guardaba demasiada gratitud pues siempre estuvo al pendiente de él, intercediendo por su inocencia mientras duró encarcelado, los demás eruditos no lo hicieron, aunque debido al encandilamiento por el sol, lo parecía.

Chanyeol lo vio entrar y lo miró suplicante. ¿Qué se supone que estaba pasando? No hace mucho lo besó y creyó ser correspondido. ¿Fue por eso? ¿Fue porque él le había jurado que no haría nada para dañarlo y actuó por impulso al ver ese labio prisionero? Se sintió un tonto al haberlo hecho de nuevo, al haberle mentido con esa promesa que incumplió en la primer oportunidad. Quizá solo había servido para hacer que se rindiera, dejando la petición de su Dios de lado, sabiendo que nunca podría cumplirla

La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora