La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~

El enviado de Dios

Y es por eso que las mujeres no deberían morir vírgenes.
Y si le sumamos que la familia es una desobligada con sus ancestros entonces obtenemos esto…

Estaba tan cansado que quería dar por terminado el Kut, olvidarse de esos espíritus e irse a dormir. Sentía a su Dios burlarse de él, del agotamiento de su cuerpo y la poca convicción de su mente mientras se movía con los bailes frenéticos que exigían los ancestros para satisfacerlos y, luego de que estos aceptaran los tributos, calmar a la vírgen de hambre voraz. Debía cambiar las ofrendas de alimentos, cambiarse de hábitos a unos menos vistosos y entregar la ofrenda correspondiente, no debía cometer errores al interpretar sus peticiones o los espíritus enfurecerían y traerían aún más desgracia a la infortunada familia que había contratado sus servicios.

Así que aquí estaba BaekHyun, el mejor Baksu de Joseon intentando calmar a los peores espíritus en la casa de los nobles del pueblo. Si la música que exigía la celebración del ritual era insoportable, a los oídos del chamán, el ruido de fondo de su Dios burlándose de él hacía que le sangraran los oídos.

Cuando aún era un niño pequeño, enfermó de gravedad y al ser parte de una familia de tradición chamánica sus padres lo ofrendaron a los dioses y BaekHyun no sabe si hubiera sido mejor morir a tener de maestro al dios Cheosin pues contrario a lo que sus fieles pensaban no era el dios serio y benevolente de las historias, si no un dios al cual los humanos le importaban casi nada, bromista, juguetón y que enviaba catástrofes al mundo para que le hicieran más ritos y ver a los chamanes sufrir, por qué sí, le encantaba verlos desfallecer de cansancio.

No todo era malo, cuando a BaekHyun se le salía de las manos un rito, un espíritu hambriento o cuando estaba en verdaderos problemas, siempre intercede. Constantemente le advertía peligros o le revelaba el futuro, así que su fama había crecido y su nombre era reconocido en varios pueblos a la redonda.

Ante los ojos de todos, BaekHyun era como su Dios; correcto, impecable, bondadoso, intachable, talentoso… todos esperaban tanto de él que había temido comportarse de otra forma y sin pensarlo demasiado había adquirido esa personalidad.

Por supuesto, era una persona normal, se enojaba e indignaba como cualquier otro, anhelaba la grandeza y el reconocimiento. Sin embargo no lo mostraba.
La calma de sus meditaciones era la ocasión perfecta para desahogase ante su Dios; insultos, peleas y bromas entre él y Cheosin hasta que uno se rendía. El mejor amigo de BaekHyun era su Dios.

Así que no fue sorpresa para él cuando la caravana real se detuvo al frente de la casa de sus padres. Cheosin ya había advertido que esto sucedería pero como siempre parecía demasiado divertido diciendo "Irás a palacio por orden real, me divertire tanto ahí" y después soltaba tales carcajadas estruendosa, siempre pensó que bromeaba.

No asistió a la reunión del vocero real con sus padres, después de todo, él no era la cabeza de la familia así que estaba ansioso mientras pasaba más y más tiempo. Después de lo que creyó que fue toda la mañana, la reunión pareció llegar a su fin, se levantó rápidamente de la cama y se apresuró a arrodillarse ante el altar para dar la apariencia de rectitud que tenía ante todos escuchando un "hipócrita" de su Dios al hacerlo.

Los señores Byun se veían nerviosos cuando se acercaron para hablar con él,  rápidamente interrumpió sus 'rezos' para demostrarles el amor filial al prestarles por completo su atención mientras que ellos no dejaban de cruzar miradas rápidas y de hacer señas para que el otro fuera el que hablara, por fin su padre comenzó:

— El Rey solicita tus servicios en el palacio hijo mío, servirás al príncipe heredero personalmente.

BaekHyun nunca había oído hablar de que cada miembro de la familia real tuviera su propio chamán, no le importó y aguantó la sonrisa de satisfacción.