La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~

Calidez

Chanyeol lo besó, era un beso lento al que el chamán se resistió sin mucho éxito pues su cuerpo reaccionaba hacia él. Sus labios inexpertos estaban ávidos por tomar los contrarios, su cuerpo necesitado buscaba el calor del cuerpo sobre él. Aún así, aún con todo ese deseo, con toda esa necesidad física, aún con la insistencia de su Dios, su mente impedía dejarse llevar. El miedo no lo abandonaba, el temor a lo desconocido, el temor a las maravillas que el acto de consumar el matrimonio podría otorgarle, el temor a no ser más él mismo sino ser ahora un objeto más que le perteneciera al Taeya. La impotencia de no poder resistirse del todo y no querer entregarse del todo lo frustraba.

— Por favor no…

Logró decir apartando aún su mirada y contrariando a su cuerpo. Podía sentir la erección del contrario presionar sus muslos y la calidez que le otorgaba casi nublaba de nueva cuenta la mente.

Chanyeol que estaba sobre él sosteniendo sus muñecas recargó la frente en el hombro contrario y suspiró un par de veces, largo, profundo, intentando con todas sus fuerzas contenerse.

— Al contrario de ti, lo que yo siento no es causado por ningún ritual

Chanyeol lo soltó, se puso de pie atándose el HuangPo antes de retirarse, no le dirigió una mirada luego de apartarse.

Minutos después el eunco Do entró poniendo una pantalla para cubrirlo de las miradas de los sirvientes que entraron tras él.

— El Taeya dice que trate de contener su voz mientras los sirvientes preparan el baño.

Susurró sin mirarlo y se fue a ayudar a los demás. Cuando lo dejaron solo, la tina de baño estaba llena de agua helada, fue doloroso el contraste de su cuerpo caliente al introducirse al agua.

❤️

— Soy yo o la señorita Taeyon está que se muere por ti.

Aprovechó su guardia para cotillear, quién apostado al costado de Chanyeol desde que regresó de la mugrienta cabaña haciendo de niñero no perdía detalle del coqueteo entre ambos

— Ves cosas donde no las hay

— ¿Cómo no? Si en tu ausencia no dejó de mirar a todas partes esperando que regresaras y cuando te vió pareció que su asiento la catapultaba de lo rápido que se levantó.

— No me di cuenta.

— ¿¡En serio Chanyeol!?¿ Que te pasa? Usualmente estarías feliz de recibir las atenciones de una mujer como esa

— JongIn mi esposo… no, no debería contar de nuestra intimidad.

Negó con la cabeza, se alejó un poco y tomo otra de las tantas copas de vino que había en la mesa, ni siquiera sabía a quién había pertenecido antes, lo que importaba es que estaba llena

— ¿Intimidad? ¿Ya te lo cogiste?

— Es de su alteza de quien hablas, ¡no te expreses así!

Eso era nuevo, no era común que tuviera esas explosiones de cólera, ni con el capitán había mostrado su enfado, más bien era diversión al castigarlo. Antes de ausentarse se mostraba feliz, relajado y desde que regresó no había correspondido las caricias de Taeyon y mostraba un inusual ceño fruncido.

— Pues será su alteza pero no somos amigos? Siempre me has contado todo. Mira, empiezo yo. Ya me cogí al eunco, no sabes que bueno fue…

— ¿Cómo!?

— Sí… fue en una de esas habitaciones — debió haber dicho 'en tu habitación ' pero tampoco era tan tonto como para tentar su suerte — Lo empujé contra una pared y lo atravesé de una con mi gran y poderoso miembro.