Encuentros

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BaekHyun, a pesar de las palabras de su esposo para que descansara, puso manos a la obra sin tardar.

No le gustaba que de nuevo su Dios se notara ausente desde su llegada a la isla, no le gustaba la hostil lluvia, ni la carga tan pesada de energías negativas del lugar. No era solo la casa de Xukun, a dónde sea que se dirigiera el ambiente se volvía más y más opresivo.

— Es por aquí Alteza.

Kim Junmyeon, a quién conoció como vocero real el día que lo alejaron de su familia es quien lo guiaba. Había montado un total de tres altares para él.

El primero de ellos junto a la gubernatura, no servía de nada. El segundo fue colocado al este de Tamora junto al mar, las banderas estaban dispuestas de forma desordenada, pero se podía corregir. Llegaron al último, montado junto a una pequeña montaña que tampoco valía de mucho 

— Entonces, no hay chamanes aquí? — pregunto BaekHyun quién había preferido que salieran a solas queriendo que los demás descansaran el mayor tiempo posible antes de mantenerse ocupados con el ritual.

—No alteza, los últimos murieron hace unos tres años, según dijeron. Para los ritos acuden chamanes de Busan, pero no han querido mudarse y por la tormenta ninguno acudió, así que espero que sirva lo que preparé, seguí los consejos de los feligreses.

Las sombrillas que portaban servían de poco y el pobre Junmyeon con las botas llenas de agua y los bajos de su antes pulcras túnicas cubiertos de hierba y lodo se veía demacrado, no era para menos, pues entre el ansioso gobernador y el noble Cai Xukun haciendo preguntas a cada rato no había tenido una noche decente de descanso, el agitado viaje que le había dejado mareos crónicos y el buscar locaciones para los altares y montarlos habían acabado sus energías y cuando por fin creyó que tendría una noche en paz como los dioses mandan, llegan los príncipes!

—Vuelva por ahora, iré a dar un recorrido —  le pidió Baekhyun al darse cuenta del cansancio en su rostro.

—No puedo dejarlo alteza, si algo le pasa…

—No estoy solo, los dioses están conmigo. — Junmyeon estaba dispuesto a negarse, cómo correspondía a su puesto, más el chamán se adelantó —  Necesito que vuelva, que avise a todos que tengan listas mis cosas, a mi regreso comenzaremos los ritos.

Se fue, más por qué quería estar seco, dormir y comer que por qué lo hubiera convencido. Total, el mashin ya estaba acostumbrado a este tipo de trabajos y él necesitaba con urgencia el descanso.

La luz del día era poca debido a las nubes negras. No había actividad en las calles, a duras penas se divisaba una u otra persona que a prisa salía a destapar  nuevas vasijas para acaparar agua de lluvia. Así que fue sorpresa cuando un chiquillo que no aparentaba más de diez años jaló su Huangpo llamando su atención.

— Manshin, ¿está buscando donde hacer el altar?

El niño descubriendo con facilidad el oficio del BaekHyun debido a su vestimenta habló con una formalidad que no era propia de su edad acertando en su suposición. Estaba empapado de pies a cabeza. La remendada ropa le quedaba corta en pies y manos, el cuerpo delgado y piel demacrada opacaban los hermosos ojos rasgados. Le hacía preguntarse si sería huérfano o solo víctima de padres negligentes.

—¿Cómo lo sabes?

Preguntó agachándose al ponerse a su altura y cubriéndolo con el paraguas.

—A veces ayudo a los Manshin que vienen a la isla, por solo dos monedas de cobre lo puedo guiar al mejor lugar.

BaekHyun sonrió, sacó las dos monedas y se las dió, no por que le hubiese creído sino porque veía que las necesitaba con urgencia.

La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora