La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~

Pison

Taebi mama, a pesar de que su palacio se cubrió con orugas, no cambió sus actitudes, tomándolo como un hecho desafortunada, pero sin relación alguna, así que siguió como siempre, expresándose mal del “maldito chamán ese”, incentivando a su hijo, el rey, a destituir a ese impostor, puerta a sus ojos era evidente que no era el profetizado y llenando la cabeza de Taeyeon con promesas para ser la próxima reina cuando diera a luz a un heredero, presentando incluso a varios funcionarios que las ayudarían a concretar dichos planes, sin embargo, para cuando el Taeya llegó nuevamente a palacio acompañado con los representantes de Ming, Taebi mama había soportado al menos cinco tipos de desfortunas diferentes que los dioses en su molestia tendían a bien enviarle, y siendo una anciana como era, ayudada por los comentarios de sus damas de la corte y las habladurías de los sirvientes , terminó por sucumbir ante el poderío divino, llamando al “ese” en una fachada de molestia y desinterés que ocultaba muy bien su profundo miedo a recibir más castigos por sus acciones para con los dioses y por supuesto, por los malos tratos dados a su elegido. Después de todo, aunque jamás hubiera asistido a un ritual, si había escuchado de los labios de su hijo como Tamora, después de la visita de ese, prosperaba sumido en paz, sin las tragedias que acechaban a los demás distritos y, según las propias palabras del chamán, lo que sucedía ahora era solo por las faltas de la corona y no porque el y el Taeya hubieran faltado al deseo de los dioses y, después de todo, ella nunca le inculcó a su hijo la religión… Una parte de ella se negaba aún a creer y otra se encontraba desesperada pidiendo clemencia.

Asi que, justo cuando el caballo de Zhang Yixing cruzaba la puerta principal del palacio, Byun Baekhyun realizaba un simple pisón en las habitaciones de la reina viuda para ayudar a “equilibrar sus energías”  ante una estupefacta Taeyeon que parecía habitar también en las habitaciones de la reina viuda ya que nunca recibió la anciana al príncipe consorte en solitario y, gracias a esto, recibió también un ritual donde vació por completo la vasija de okja en la cabeza, empapando sus ropas. Baekhyun anunció que necesitarían ambas un segundo ritual después de la restitución de su eunco o de nada servirán sus esfuerzos.

Taeyeon no fingía el rostro molesto, en verdad estaba colérica por el atrevimiento de vaciar toda el agua sagrada en su preciosos hanbok amarillo bordado con hilo de oro y por supuesto, por arruinar su perfecto peinado, maldiciendo una y mil veces al chamán. Taebi mama por su parte si fingía su molestia, pues cuando escucho ese segundo ritual su nuca se erizó de miedo, en un principio culpando el okja helada, para después ser recordada por su conciencia que no debía hacer nada más para enfadar a los dioses y urdiendo planes en su mente para asistir a los rituales de forma tan casual, que pareciera que solo asistía por estar de paso.

La reina viuda lo despidió diciendo que buscaría al eunuco ese para hacerlo volver, más Baekhyun, con rostro serio y gozo en su corazón, agradeció la buena voluntad para con los dioses y prometió colaborar en esa ardua tarea. En realidad, tenía grandes deseos de salir de palacio y ser él mismo quien trajera al eunuco Do.

Salió, acompañado como siempre por su séquito real y no pasó desapercibido el gentío en las puertas principales del palacio. Reconoció al eunco Mon y su corazón comenzó nuevamente a comportarse de forma extraña, instintivamente no dobló la esquina hacia el patio principal, sino que permaneció observando, haciendo como que revisaba las energías del lugar, buscando donde montar el altar. *Estoy nervioso* pensó *ahora que debo enfrentarme al príncipe heredero y que sé que Cheosin me eligió para unirme a él, no sé que debería hacer, es normal estar nervioso*.

Baekhyun se reprendió, pues ni siquiera había visto al príncipe heredero y su corazón ya latía desbocado en su pecho, pensó en que era bueno el hecho de no verlo, pues de haberlo hecho, probablemente habría huido del lugar para no ser reconocido o se habría paralizado por los nervios, ni siquiera se había dado cuenta en que lo que hacía era esconderse. Se reprendió y elevó una plegaria a su Dios. *Maldito Cheosin, ves lo que me haces hacer? Tanto dudas de mi amor?* Por supuesto, no recibió respuesta, pero podía imaginar las risas con las que seguramente le respondería.