Epílogo

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Habían pasado ya diez años y Joseon pasaba por una época de abundancia y prosperidad gracias a los dos Reyes.

Los campos daban abundantes frutos, el ganado se reproducía con rapidez, la educación llegaba a los rincones más apartados y la paz era inalterable.

Gracias a los dos Reyes, las leyes matrimoniales había sido reformadas, elevando la edad matrimonial a los dieciocho años y permitiendo el matrimonio entre el mismo sexo.

Como cigarras en lluvias, las parejas emergieron a la luz, dejando sus disfraces y pudiendo vivir en armonía con la aceptación.

El señor Zhang regresó a Joseon renunciando a su patria, con el firme propósito de cortejar adecuadamente al bello sirviente que recordaba, más su viaje de retorno, plagado de desgracias le deparó un destino mejor. Él, enamoradizo cómo era, terminó encontrándose antes de su llegada a palacio con el erudito encargado del kariodogam y el flechazo entre ambos fue automático. Vino buscando a un hombre ocho años menor y se quedó en cambio con uno ocho años mayor al que tuvo que cortejar durante bastante tiempo, pues aunque ya habían hecho de todo, aún no aceptaba su sexualidad.

La boda se realizó en hanyang, la ciudad capital y los dos reyes aparecieron para desearles felicidad.

Los dos Reyes ahora tenían veintiocho años, habían creído al menos dos palmos y sus cuerpos se habían vuelto más firmes, anchos y musculosos

Tanto el Taewang como el Manshin Taewang mostraban siempre sonrisas idénticas que contagiaban a cualquiera, evidenciando así la eterna felicidad que habitaba en sus corazones.

Minseok tenía ahora veinticuatro años y ya ostentaba el cargo de chamán real, saliendo de palacio a resolver cualquier problema que su cargo requiera, por lo que su contacto con su protector no era constante.

Woosung, con dieciocho años, se posicionó en la cima de aptitudes de guardia real y ahora era el guardia personal del Manshin Taewang, así que estaba todo el tiempo a su lado, disfrutando la felicidad de servir a quien lo había ayudado tanto.

Jongsuk era el más cambiado, perfectamente capaz de hablar, seguía sin decir una palabra innecesaria. El sowon seguía cambiando los maestros pues ya eran pocos los que lograban enseñarle algo y siempre era calificado con el puntaje más alto en todos los exámenes y la única observación que tenían estos era la poca disposición para abrir la boca, solo que, después de ser reprendido, la elocuente respuesta del adolescente sobre no desperdiciar palabras los dejo a todos anonadados y no volvieron a ver ese hecho como algo en su contra.

Por otro lado, Sehun, con ayuda del manshin, había cumplido sus deseos y era un médico en regla. Su sagacidad y su capacidad de hablar en el idioma de ming lo llevaron a elevar sus estudios a otras naciones y había llevado a la modernización de la medicina, pues ponía en práctica métodos extranjeros. Nadie había conocido nunca un médico tan arriesgado y capaz, más era evidente que este médico solo podía florecer, bajo el mandato de tan aptos Reyes.

Sehun, había expresado su sexualidad desde hace años, más aún a sus veintiséis años, no estaba casado ni se le había conocido una sola pareja. Solo se sabía su preferencia a los hombres, al haber rechazado tantas mujeres.

—Taewang

Se escuchó en dangsanggwan.

—El puesto de Taeya se encuentra vacío desde hace diez años y nuestros enemigos apuntan sus armas hacia nuestro país, debe tomar una concubina para que la descendencia no esté perdida y dé a luz al próximo príncipe heredero.

Chanyeol sonrió. Los funcionarios habían esperado diez años antes de molestar, así que podía perdonarlos, pues fue mucho después de como lo esperaba. Se puso de pie y dio la orden de esperarlos.

La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora