Jugarretas

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Park Chanyeol, príncipe heredero al trono de Joseon, esperando al bajar el sol montado sobre el  lomo negro cual seda de su confiable caballo. El pelaje brillante contrastaba con las ropas de los sirvientes de tal manera que cualquier ciudadano de Ming podría tomarlo como descortesía. Chanyeol rogó a los cielos en todo el viaje que el hijo del emperador no fuera el representante de Ming y sus rezos rindieron frutos, pues antes ellos se encontraba la única persona que no sería capaz de tomar a descortés el polvoroso recibimiento.

—Zhang YiXing, bienvenido — enunció Chanyeol luego de desmontar  y acercándose a tomar las riendas del caballo del enviado para que pudiera bajarse a saludar.

YiXing, sonriente, no le bastó con estrechar la mano del Taeya, sino que lo atrajo en un abrazo duradero. Chanyeol hizo una fiesta en su cabeza, de todos los individuos que Ming podría enviar en una situación como esta, YiXing es el unico que podria ver las cosas con imparcialidad, aunqué por supuesto, luego de un par de años sin verse, bien podría haberse vuelto igual a los demas y llevar el nacionalismo al limite. Agradeció a Cheosin con un cuidaré bien a su elegido y escuchó a cambio a su interlocutor.

—¿Qué hizo el imbécil de Cai? — preguntó al despegarse y ahora fue él quien lo ayudó a montar— La carta que recibimos no era clara, el emperador no está feliz.

Nuevamente sonrió, espero a que este montara y comenzara a cabalgar a paso lento, con los sirvientes, guardias y carrozas dándoles espacio para conversar.

—No era como si pudiera ponerlo todo ahí.

—Lo sé. Entonces? Joseon es tan asustadizo como para armar un escándalo por una posada donde venden cuerpos?

—Hombres, mujeres y niños… — comenzó Chanyeol y fue interrumpido casi de inmediato

—Niños?

—Ah! y a mi príncipe.

—Princesa…?

—Eh ahí el porque no podía poner por escrito sus pecados. No me casé con una mujer, es hombre y bueno, a Cai se le ocurrió que era buena idea drogarlo, llevárselo de mi lado y.. ya sabes.

—Un hombre… Estás casado con un hombre… Se atrevió a tocar a TU hombre…

Yixing, al parecer, no  podría pensar en nada más después de escuchar eso. No seguía escandalizado por el hecho de vender a un niño, ni siquiera por la ofensa contra la corona  que podría llevar a la guerra, sino por el hecho de que estaba casado con un hombre. Chanyeol entonces se permitió dudar, estaba nervioso, pues Yixing cabalgaba al mismo paso lento sin dejar de repetir lo mismo, absorto en sus pensamientos. El Taeya pensó que debió esperar a llegar al palacio para decirlo. O tal vez no decirlo en absoluto. Dejó que el alivio por ver a Yixing subestimara ese hecho, pensando que podría entenderlo. Su pueblo que en estos momentos sufría tanto seguramente pensaba lo mismo que Yixing. Era un castigo divino todo los desastres que pasaban, por tentar a la costumbre y a los dioses con semejante aberración.

Yixing siguió absorto en sus pensamientos hasta que se detuvieron en una posada al caer la noche y solo cuando los sirvientes tomaron los caballos para llevarlos a los establos y se quedaron fugazmente solos, pregunto.

—Y? ¿Cómo es? ¿Qué pasó con los demás? ¿No quedó uno para probar?

—¿Cómo es que? ¿Probar que?

—Es decir, lo que decía la carta era cierto? mataste a todos en la posada? No dejaste ni uno dispuesto a.. servirme? ¿Cómo es estar con un hombre?

Chanyeol, por segunda vez en ese día sintió que el alma regresaba a su cuerpo.

La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora