Soberbias intenciones

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—Alteza, el sirviente que reparte la leña para las calefacciones… ¿Pasó algo con él?

Ya no era una ni dos veces, el eunco Do había visto por lo menos una docena de veces la misma acción. El sirviente quedándose momentáneamente paralizado al verlo, para cambiar de dirección y rehuir de él y al Manshin suspirar sonoramente al verlo. A estas alturas ya sabía que era un ex empleado de la posada, justo el que había evitado que el erudito Kim Junmyeon lo ayudara, sabía su nombre, su edad y su amistad con el hermano mayor de la concubina, sabía además que la concubina del Taeya lo llamaba con regularidad, que compartía muchísimo tiempo con el enviado de Ming y su relación era tan cercana, como para vestir las mismas prendas, lo sabía todo, excepto que había pasado entre el manshin y él. No encontró nada que le ayudará a explicar esa actitud.

Baekhyun, quien aun seguía sin entender qué había pasado para que se comportara de esa manera, decidió por fin hablarlo con su eunuco.

—Le pedí ayuda para conseguir información y… se molestó.

—¿Por ayudarlo?

—Es decir… antes no estaba molesto… se quejaba de sus funciones, pero siempre sonreía, cuando lo llamé él… al parecer malinterpretó el llamado, pero… cómo podría pedirle consejo a él? Es un niño, olvidar es lo que debería hacer!

—Alteza, ¿qué fue lo que pasó?

Baekhyun, quien hacía anotaciones en el papel al leer uno de los tantos libros sobre el Gyongguk daejeon, puso un marcador y lo cerró, dejó de lado el pincel y suspiró sonoramente.

—Cuando lo llamé él… traía una serie de cosas. Aceite, una vara de bambú hueca, dijo cosas sobre sustituir la lubricación natural en la mujer. Eunco Do, ¿me equivoqué al suponer que él pensaba que le pediría ayuda para cumplir con el mandato divino? ¿Cómo podría pedirle consejo a un niño? A uno que lastimaron de formas impensables por un periodo tan prolongado que… Que es mejor olvidar. No digo que tenga privilegios aquí, el trabajo es duro, sin embargo ahora tiene amigos, sonríe, disfruta… ¿no es mejor olvidar su pasado? No seré yo quien le haga revivir tan lamentable vida…

Cuando Baekhyun terminó de decirlo todo levanto su mirada y vio que su eunuco sonreía, sin embargo, sus ojos eran tristes, esa sonrisa era falsa, condescendiente, haciéndolo sentir peor de ya se sentía.

—Alteza, él nunca podrá olvidar lo que pasó. Lo sé, porque yo tampoco lo olvidaré. Él vivió toda su vida de esa manera, para él era normal. Si le gustaba o lo odiaba es otra cosa, todos a su alrededor lo hacían, quizá aprendió sobre aceites, antes de aprender a escribir. Y quizá, le gustaba realizar ese oficio y no desea olvidar.

No quiso decir estoy seguro que continuará haciéndolo con el enviado de Ming, cada noche y quizá también con la concubina.

—Pero él…

—Si él le enseña, podría subir de estatus. Se convertiría en un maestro en las artes del amor, no serviría en los fuegos, sino que estaría al lado de las maestras que entrenan kisaengs y concubinas. Usted es un hombre, bien podría pedir un maestro.

—No lo haré. No le pediré consejo a un niño. Puedo entender que fui insensible al pedirle olvidar y me niego a creer que desea continuar en eso. Me disculpo si lo ofendí eunco Do, me disculpare con él también, pero nunca le haré eso, nunca causaré que recuerde su pasado. Tomarlo como maestro… ¿Qué tipo de camino tomará su vida si lo hago?

Por supuesto que Baekhyun tenía curiosidad, después de ese beso en el pueblo había estado añorando volver a hacerlo y los objetos que el sirviente le mostró volvían con regularidad a su mente preguntándose el uso, más no deseaba que ese fuera el único camino para alguien tan prometedor como Sehun. Tampoco se atrevió a preguntarle al eunuco Do, no después de lo que pasó, no después de ver el rechazo del guardia Kim y la nula disposición del eunuco a hablar sobre ello.

La Manshin y el Príncipe heredero ~찬백~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora