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Sábado, 21:22 pm.

—Ponte esto—exclamó Gala a mis espaldas. Me giré y la vi sosteniendo un top negro bastante sugerente, demasiado—Apenas te lo has puesto.

—Eso es porque no quiero que se me salga una teta—carcajeé levantándome de la silla frente al escritorio y caminé hacia ella, cogiendo el top—Es bonito, pero poco práctico.

—Entonces me lo pondré yo—me lo arrebató de las manos y alcé ambas cejas, perpleja—No me mires así, ni que fuese un perro de color verde o un alíen.

—Gala, nunca pensé que te vería con algo así puesto—dije aún sorprendida, viéndole quitarse la camiseta que llevaba y poniéndose el top—Te queda de puta madre pero, ¿cómo es que te ha dado por ponértelo?

—Esta noche quiero probar—fruncí una ceja, esperando una mejor explicación—Quiero probar a ser más.., abierta, pasármelo mejor.

—No te gustan las fiestas, Gala.

—Porque no sé divertirme. No he sido como tú y he ido a miles de fiestas. Además, sabes que soy muy tímida y joder, me he cansado—espetó mirando su reflejo en el espejo—Estoy fuera de mi zona de confort pero a veces es bueno hacerlo, ¿no?

—Estoy orgullosa de ti—le di un beso en la mejilla y sonrió, dando vueltas sobre sí misma para verse en todos los ángulos posibles.

Volví a sentarme frente al espejo para terminar de maquillarme y Tom volvió a mi mente, como era costumbre.

La última vez que hablé con él fuese ese día, el día que nos besamos por primera vez y pasó aquello tras la clase. Intenté hablar con él al día siguiente —un miércoles—, pero se negó. Me esquivaba, me llamaba por mi apellido y me trataba de usted. Había vuelto a la primera fase, a ser su alumna y no quería, me negaba.

Nunca le pillaba solo y era lo que más me frustraba, porque sabía que lo hacía a propósito. Evitaba mirarme, me ignoraba en clase y cuando llegaba a su casa, no salía.

Ahora era sábado y habían pasado oficialmente cinco días. Cinco días sin contacto con él y sus putos labios, esos mismos que no podía dejar de echar de menos. ¿Un solo beso bastaba para no poder olvidarle? Sí, claro que sí.

Era tal la sensación, que había estado ignorando a Dan todos estos días. Sus mensajes, sus llamadas.., todo.

—Tierra llamando a Tara—exclamó Gala detrás de mi, apoyando sus manos en mis hombros. Parpadeé varias veces y la miré, viéndola suspirar—Otra vez pensando en Tom, ¿no?

—No—mentí. Alzó una ceja y suspiré, rendida—Bueno sí, ¿y qué?

—Que lo dejes estar ya—se sentó en la cama, abrochándose los zapatos—Lo mejor para él y para tu obsesión insana con esa apuesta y esas ganas que tienes, es que lo dejes.

No, eso no iba conmigo.

—Vamos a ir a esta fiesta y te vas a liar con el primer tío que se te ponga por delante—continuó diciendo Gala, poniéndose de pie de nuevo—Y vas a olvidar a Tom porque no es para ti, ¿está bien?

¿No era para mí?

—Vale—accedí a regañadientes. Por supuesto que no le haría caso, pero tenía que acceder o me lo repetiría mil veces más. Así es Gala.

Me puse un top corto negro, una falda —bastante— corta negra y unas plataformas del mismo color. Muy monocromática pero.., el negro es elegante y hace una figura bonita. Me peiné y para rematar, me pinté los labios de un rojo bien llamativo.

PROFESSOR KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora