PROFESSOR KAULITZ

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Friday, 111:57 pm.

—¡No os olvidéis de entregar en la plataforma de la universidad los resúmenes del artículo!—exclamó Tom a la vez que todos nos levantábamos con el propósito de irnos a la siguiente clase.

Yo fui la primera en terminar, por lo que me quedé de pie esperando a Gala y Greg, a quienes les quedaba poco. Notaba una mirada en mi nuca, ardiendo y atravesándome como una bala.

Pero lo ignoré.

—¿Hoy vendrá Dan a por ti?—preguntó Gala lo suficientemente alto como para que todos los que quedaban en clase lo oyesen. Incluido Tom.

—Sí—respondí con una sonrisa fingida, al igual que mi entusiasmo—Está siendo tan dulce últimamente.

Me estaba dando ganas de vomitar el desayuno al oírme decir eso de Dan.

—¿Habéis vuelto?—inquirió Greg con una ceja alzada y mirándome acusador. Le miré y sonreí culpable, sin responder nada claro—¡Lo sabía!

Todo era un juego, una mentira. Nunca volvería con ese chico —ni aunque me pagasen para ello— y estaba claro.., pero tan solo quería llamar la atención de alguien y Gala y Greg tan solo eran mis cómplices.

Una vez que estábamos los tres preparados, nos dirigimos a la puerta pero en ese momento, Tom se interpuso en nuestro camino.

—Señorita Johnson, ¿le importa quedarse unos minutos? Tengo que repasar unas notas con usted.

Miré a mis espaldas por unos segundos y no hizo falta decirles nada a Gala y Greg para que entendiesen. Pasaron por mi lado aguantando una risa y salieron, dejándome a solas con Tom.

—¿Y bien?—me senté en la mesa de primera fila, quedando justo delante de él. Parecía calmada, pero por dentro estaba algo nerviosa.

Había pasado una semana desde aquellas últimas palabras en su casa, tras pasar la noche juntos. No le había estado evitando, ni mucho menos, pero sí que le trataba como a cualquier otro profesor. Además de querer hacerle ver que estaba con Dan de nuevo.., sabiendo que no le agradaba mucho.

Moralmente no es la mejor decisión que he tomado pero.., Dan es más animal que persona y me niego a verle como un igual.

—Ya está bien—escupió con dureza, cruzándose de brazos y frunciendo su ceño. Alcé una ceja, necesitando algo más para entender qué sucedía—¿Ese chico, en serio?

—Creo que no es de tu incumbencia con quien esté—repliqué con cierto descaro, esbozando una sonrisa orgullosa—Soy tu alumna, ¿no? Trátame como tal.

—Joder, Tara—gruñó, llevándose los dedos al puente de su nariz y suspirando profundamente—No puedes estar con ese animal, ¿acaso le has visto?

—Demasiado bien, diría yo—comenté entre risas por el doble sentido, pero yo era la única que se reía—Sigo sin entender por qué te importa.

—Me importa porque no es el adecuado para ti.

¿Había oído bien?

Parece ser que mi estúpido plan ha funcionado.

—relamí mi labio inferior y volví a ponerme de pie, caminando lentamente hacia él—¿Y quién lo sería?

—Él no—se limitó a responder, redundante—Es un desperdicio.

Joder.., se estaba desquitando con mi falso-novio. Y aunque no le faltase razón, debía fingir.

—¿Y quién crees que eres para decir eso?—inquirí fingiendo un enfado—Tan solo eres mi profesor, Tom. Dejaste claro que no querías nada y que amabas a tu mujer, ¿acaso ha cambiado algo? Lo dudo.