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—Hoy os quedáis a dormir en mi casa—exclamó Greg en lo que salíamos de clase, caminando por los pasillos—Podemos ponernos mascarillas, hablar mierda de los demás..—Gala tosió a su lado, haciendo que este rodase los ojos—Bueno, eso no, pero podríamos ver películas y tener una noche de chicas.

—¡No estaría mal!—exclamó mi amiga a mi lado, sonriendo cálidamente—Últimamente mis padres pelean mucho y no me vendría mal.

—¿Y tú, Tara?

Tom pasaba justo por delante de nosotros, serio —como de costumbre— y sin quitar la vista del frente. Teníamos clase con él, así que iba dirigido al mismo sitio que nosotros.

—¿Hola? Tara—me golpearon el hombro levemente y es cuando reaccioné, mirándole con los ojos bien abiertos. Greg rio—Tía, ¿vienes o no?

—¿A dónde?—Gala frunció el ceño y Greg elevó una ceja. Suspiré y me abracé a mi misma, ya que hacía frío—Perdón, estaba pensando en otra cosa.

—En otra cosa o en otra persona—comentó Greg con diversión, pero no me reí—Es el profesor, ¿no?

—No—mentí, dejando salir una pequeña risa falsa—Estaba pensando en.., ir de compras.

—Ya, claro—dijo Greg por lo bajo, sin creerme—¿Sigues con la apuesta?

—No—ya habíamos llegado a clase y estábamos sentados donde siempre, en primera fila y justo delante de Tom—He decidido dejarlo.

Dos semanas, habían pasado dos semanas.

Dos semanas desde ese último beso y esas últimas palabras, caricias, toques.., todo había acabado.

¿Lo peor? No era capaz de olvidarlo.

Y no entendía porqué. Ya había logrado lo que quería y no tenía sentido seguir.., pero la verdad es que durante estas dos semanas me he dado cuenta de algo, y es que quería más.

Quería más y no lo iba a conseguir. En cualquier otro momento hubiera seguido insistiendo, tal y como había estado haciendo. Sin embargo, oírle decir todo aquello.., la forma en la que lo decía.., ya había tenido suficiente.

Durante estas semanas, apenas he tenido interacción con Tom. Obviamente, durante clases debíamos hablar —principalmente por los exámenes orales cada cierto tiempo— pero no pasaba de ahí. Ni una mirada, ni un roce.., nada.

No tendría que haber aceptado esa estúpida apuesta. De cara a Gala, Greg y Chelsea, todo seguía en marcha y "no había conseguido nada" pero era todo una farsa para seguir ocultando que ya me había acostado con él pero le estaba protegiendo.

Gala me miró sorprendida pero algo aliviada. Ella no sabía nada y lo prefería así. Es mi mejor amiga y confío en ella con mi vida, pero no quiero que nadie sepa lo que ha pasado entre él y yo para que no haya riesgo alguno de que se descubra.

Y, ¿por qué le protegía? Porque por suerte o por desgracia, me importaba.

Tom no solo había sido un polvo más. Tom me cuidó cuando Daniel quiso sobrepasarse, me acogió en su casa y se preocupó por mí. Tom me dejó dormir en su cama y me abrazaba cuando necesitaba dormir.

PROFESSOR KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora