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HIM —Tokio Hotel.







Volví a mi habitación con el corazón en la mano, palpitando tan fuerte y tan rápido que en cualquier momento, explotaría.

Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

Me deslicé dentro de las sábanas y cerré los ojos, queriendo despertar descubriendo que había sido un sueño, que los últimos minutos en su habitación habían sido producto de mi imaginación.

—Buenas noches, Tara—su cuerpo, tan fibroso y tan jodidamente grande comparado con el mío, acorralándome contra la puerta justo antes de abrirla e irme.

—Buenas noches, Tom—susurré, aún conmocionada por lo que había sentido en esa pequeña sesión de besos hace pocos minutos.

Me puse de puntillas y le besé. Tan solo quería probar si fue un espejismo, pero no. Ahí estaba esa sensación al besarle, esas putas mariposas en la boca de mi estómago.

Era real.

Abrí los ojos de nuevo, tan solo para encontrarme con la habitación a oscuras y el sonido de Gala respirando con calma en la cama de al lado.

Y es que, contra todo pronóstico, mis sentimientos por Tom no eran algo tan simple como yo pensaba. Me importaba y eso lo sabía.., pero ahora era algo más intenso, distinto.

¿Amor..?

No podía ser posible, no con Tom. Esto que teníamos dejaba fuera el concepto de amor. Los sentimientos entre nosotros no eran posibles, tan solo buscábamos diversión.

Pero yo me había dado de bruces con otra realidad.

¿Qué hago ahora? Lo más sensato era alejarme, tratar de olvidarme como fuera de que estos sentimientos existen y que esta relación de tipo carnal que existía entre nosotros se convirtiese en anécdota.

Sin embargo.., ¿Cómo iba a ser capaz de alejarme de alguien del que era incapaz de alejarme incluso antes de que los sentimientos apareciesen? Era adicta a Tom, a su toque y la intensidad de su puta mirada.

Pero.., ¿Qué otra opción tenía? ¿Seguir con esto y que todo se complicase aún más? No podía.., pero tampoco podía hacerme a un lado y evitarlo, era incapaz.

Podría ser sincera con él.., él acabaría esto por mi, por nosotros. Él tendría el valor de hacer lo que yo no puedo.

¿Era eso lo que quería? No.

Cerré los ojos de nuevo, aunque eso significase encontrarme con los ojos de Tom en la oscuridad. Pronto me invadió el sueño y caí rendida.

12:21 pm.

—¿Chicos?—levanté la mirada y no había nadie. Tan solo me había agachado para atarme los cordones y en el momento en el que volví a ponerme de pie, ya no había nadie—Joder, no puede ser.

Los había perdido. Estábamos rodeados de gente hablando y caminando y era probable que no me oyesen decir "esperadme"

Saqué el teléfono de mi bolsillo trasero y para mi sorpresa —y mala suerte—, se me había olvidado cargarlo durante la noche —gracias a lo centrada que estaba en otras cosas— y ahora tenía un 1% de batería.

Si me daba prisa, podría mandar un mensaje rápido con mi ubicación y reencontrarme con ellos. O quizá llamarles.

Sin embargo y —con peor suerte aún— por desgracia, el teléfono se apagó en cuanto entré en el chat con Gala.

PROFESSOR KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora