39: Besos delicados.

164 13 1
                                    

De todas las cosas en el mundo, abrazar a su esposo era la favorita de Luo Fei.

Su esposo era maravilloso.

Era increíble.

Era el mejor de todos.

Luo Fei podía pasarse horas enteras durmiendo sobre el pecho de su esposo y nunca aburrirse, nunca sentirse cansado por la cercanía Xu Lizhi. El mayor que sentía por su esposo era lo más fuerte que alguna vez había podido sentir. Nada, ningún sentimiento era capaz de compararse con lo que sentía siempre que estaba junto al emperador. Compartir su vida con Xu Lizhi le hacía la persona más alegre y afortunada de todo el universo.

Para Luo Fei no sería en lo más mínimo aburrido pasar todo el día acurrucado frente a su esposo. De hecho sería una recompensa. Poder abrazarlo y ser abrazado en respuesta. Ah, no podía pensar en nada mejor.

Con ese pensamiento en mente, Luo Fei enterró su nariz en el pecho de su esposo y restregó la cara contra él para absorber su aroma. Xu Lizhi aún estaba dormido, así que Luo Fei aprovechó su estado para embriagarse en la calidez que venía de su esposo. Olía tan delicioso que Luo Fei quería quedarse para siempre entre sus brazos.

Luo Fei estaba muy enamorado. Suspiró, dejando su mejilla presionada contra el pecho de su esposo. Escuchó los latidos de su corazón y se dejó llevar por la melodía qué éstos formaban.

Luo Fei no tenía nada que hacer por el día. Ser la emperatriz no era tan exigente como creyó. Sus tareas eran pocas teniendo en cuenta que no había concubinas a las que organizar y supervisar. Sólo estaban él, sus sirvientes de la mansión Luo y sus guardias más confiables habitando el palacio de la emperatriz. Realmente no había mucho que hacer.

Luo Fei solo disfrutaba sus atuendos. La ropa que usaba como emperatriz era muy hermosa y le hacía sentir importante. También estaban los adornos de su cabello, que siempre le hacían sentir como si estuviera en un libro de fantasía.

Luo Fei estaba feliz.

—¿Qué hace sonreír tanto a mi esposa?— preguntó Xu Lizhi sin abrir los ojos.

Luo Fei soltó una risita. Escondió su rostro en el pecho de Xu Lizhi y suspiró.

—Luo Fei.

El peliblanco rió una vez más antes alzar la cabeza. Sus ojos miraron con amor al emperador, quien le acarició el cabello con una mano mientras la otra frotaba su propio rostro.

Xu Lizhi no tenía ropa. Cuando se movió, la sábana se deslizó a su alrededor y terminó exhibiendo gran parte de su pecho y abdomen. Luo Fei se dedicó a mirarlo con sus ojos llenos de deseo. Admirar el cuerpo de su esposo era una de sus actividades favoritas, descubrió luego de unos días compartiendo la cama de su esposo. Luo Fei no era particularmente insaciable; solo que era joven y tenía una resistencia y deseo mayores a lo usual. Cada vez que podía seducía a su esposo para así poder pasar la noche juntos.

Justo ahora se sentía bastante satisfecho viendo el pecho de su esposo. Y el abdomen de su esposo, con todos esos músculos…

Luo Fei tragó saliva.

Era muy temprano para estar teniendo esos pensamientos.

No obstante su cuerpo parecía estar en desacuerdo.

Luo Fei giró la cara para alejar los pensamientos indecentes que se le venían a la cabeza mirando el físico de su esposo. Durante el rato que duró su conflicto interno, Xu Lizhi había terminado de despertar. Sus ojos ahora se encontraban sobre el rostro de Luo Fei, cuyas mejillas estaban enrojecidas.

Xu Lizhi se enderezó sobre la cama.

—¿Qué te pasa?

El peliblanco se ruborizó aún más. Xu Lizhi pudo adivinar lo que estaba pasando (pasaba más seguido últimamente) y dejó salir un suspiro antes de sujetar las mejillas de su esposa. Logró que el joven alzara su cabeza. Sin preocuparse le dió un beso.

Esposa Forzada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora