El Duque se recuperó con rapidez de su enfermedad. Parecía que en ésta ocasión el ataque de la enfermedad había sido más ligera y suave de lo usual. Si el cuidado de su esposa fue un factor en ésto, nadie podía afirmarlo o negarlo.
Luo Fei se había tomado bastante en serio su tarea de cuidar. Incluso después de que estuviera bien, Luo Fei no había dejado de flotar a su alrededor para asegurarse de que no tropezara jamás. Le ayudaba a vestirse en las mañanas, le daba comida cuando podía e incluso arreglaba su cabello de manera elegante antes de dejarlo salir. Era, en muchos sentidos, una esposa virtuosa y devota a su esposo. Hacía todo, no por obligación sino porque nacía de su corazón. Era un acto de amor.
Además, sabía que el duque no le diría nada si es que dejaba de hacer esas cosas por él. Nunca le fue exigido. Ni siquiera fue pedido. Lo hacía porque quería.
Cuando pasaron tres días sin rastro de debilidad o ataques violentos, el duque decidió que salir de sus aposentos era lo más sabio. Sí continuaba recluido, su primo no tardaría nada en inventar alguna excusa para meterse en sus asuntos y robar a su esposa.
Luo Fei, ignorante de las malas intenciones, solo tenía en mente el bienestar de su esposo. Le preparó unas túnicas oscuras muy temprano y las dejó sobre la cama. Luego fue a buscar un poco de comida. Regresó justo a tiempo para ver a su esposo saliendo de un baño placentero. Se apresuró a buscar las túnicas y tomó su lugar junto a la cama para ayudarle. El duque ya había intentado muchas veces convencerlo de que no era necesario, pero Luo Fei era demasiado terco para hacerle caso.
El duque se dejó asistir. Estiró los brazos y permitió que Luo Fei deslizara la túnica sobre su cuerpo. Luo Fei luchaba un poco por su estatura, pero el duque era tan amable como para agacharse discretamente. Luo Fei lo envolvió en sus túnicas y procedió a amarrarlas de manera rápida. Siempre hacia las cosas rápido.
El duque se permitió una sonrisa al ver a Luo Fei trabajar en los nudos de su ropa. El cuidado que le transmitía su esposa era más gratificante de lo que alguna vez pudo pensar. Saber que Luo Fei pensaba en él con tanto detalle le hacía sentir cálido por dentro.
Luo Fei terminó con una sonrisa.
—¡Listo!— anunció alegremente mientras iba en busca de la bandeja con comida.
—Te he dicho que no es necesario que me traigas la comida, Luo Fei.
Ignorando el comentario, Luo Fei depositó la comida en la única habitación de la recámara.
—Vamos a comer, esposo.
El duque tomó asiento y empezó a comer a pesar de que deseaba decirle a Luo Fei que no era necesario alimentarle con los palillos siendo que él era perfectamente capaz de hacerlo.
No podía hablar, no cuando Luo Fei estaba llevando pedazos de pollo y arroz hacia su boca con una mirada llena de concentración. Xu Lizhi admitió que estaba preocupado por sus emociones, pero no había nada que hacer. Había sido su elección casarse con Luo Fei. Ahora tenía que lidiar con el hecho de que tenía una esposa a quien quería poseer en cualquier momento.
Luo Fei, con su dulce ingenuidad, apenas notó lo que sucedía. Sabía que los ojos del duque estaban sobre él. Tan solo creía que le estaba dando una mirada atenta, no que le estaba devorando con su mirada.
—Esposo ¿Quieres algo de beber?— preguntó Luo Fei, ya inclinándose para sujetar un vaso lleno de jugo.
—No, Luo Fei.
El peliblanco hizo un puchero. Volvió a sentarse, alimentando el duque en pequeñas porciones. Era de lo más dulce verlo actuando así.
Luo Fei terminó de alimentar a su esposo y movió la bandeja hacia la puerta. Una sirvienta lo llevaría a las cocinas después.
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Esposa Forzada.
RomanceLuo Fei es un segundo hijo de la familia Luo. Mimado por sus padres y hermanos desde que era pequeño, el pequeño Luo Fei apenas sabe qué existe tras las puertas de la mansión Luo. Nunca sale, debido a su incomparable inocencia y excepcional belleza...