Luo Fei fue constantemente mimado por su esposo después de aquel día.
Los días en el palacio eran sencillos. La rutina que tenía en la mansión Xu era bastante parecida a la que tenía ahora en el inmenso y lujoso palacio. Puede que hubiera muchas diferencias (como el hecho de que en el palacio tenía límites de hasta donde podía llegar) pero era casi lo mismo. Su esposo trabajaba mucho en asuntos que Luo Fei no tenía interés por entender. Sus días los pasaba jugando o en ocasiones acompañando a su esposo en muchos de los asuntos oficiales que él realmente no comprendía del todo.
Luo Fei se arregló el cabello con bastante destreza esa mañana. Su esposo le dijo que irían al pueblo para comprar algunos materiales que eran necesarios, así que Luo Fei se arregló el cabello para poder hacer una travesura que rondaba su cabeza desde hacía un tiempo.
La idea la obtuvo de sus cuñadas hace mucho tiempo. Ellas le habían dicho una vez que con su rostro y cuerpo bien podía dejar en vergüenza a cualquier mujer que se cruzara en su camino. Luo Fei no lo consideró un insulto, de hecho sintió que eso podría ser divertido. Puede que hubiera torcido sus palabras, pero eso no era demasiado importante para el peliblanco.
Luo Fei consiguió que Han Jun le trajera túnicas de mujer y accesorios para el cabello, además de maquillaje. Luo Fei no sabía realmente como arreglarse, así que le pidió ayuda a las sirvientas para que lo vistieran cómo a toda una mujer. Lo consiguió a pesar de las muchas miradas confundidas que le ganó su petición.
Su cabello fue trenzado, o al menos una parte de él lo fue. Algunos mechones cayeron alrededor de su cara, enmarcando su rostro de manera que sus rasgos eran expuestos agradablemente. Sus labios habían sido frotados de una sustancia que los hizo aún más rojizos de lo que ya eran. En sus ojos le pusieron algo que resaltó lo claro de sus orbes. Lucía bastante hermoso.
La túnica que le pusiera era de un corte que no le era familiar. Sin embargo encontró que la sentía más cómoda que las túnicas que había llevado durante toda su vida. No tuvo tiempo de reflexionar sobre ello, pues la hora de salida llegó bastante pronto.
Luo Fei llegó al estudio de su esposo con la vestimenta y arreglo de una joven señorita. Abrió las puertas con una sonrisa que no flaqueó no siquiera al notar los acompañantes del Duque. Él solo tenía ojos para su esposo.
Esposo que frunció el ceño profundamente tan pronto como Luo Fei entró.
—¡Esposo!
El Duque tenía una gran habilidad para acostumbrarse a las rarezas de Luo Fei. No le molestó que Luo Fei se apareciera en su oficina vestido de mujer y maquillado. En cualquier otro momento le habría parecido incluso divertido.
El problema no era Luo Fei. Eran los ministros en su estudio que parecieron encontrar muy interesante el aspecto de su esposo. El Duque fue incapaz de controlar su enojo, por lo que una repisa entera colapsó tras una repentina explosión de energía que vino desde su interior.
—¡BAJEN LA MIRADA!— ordenó el Duque.
Luo Fei ni siquiera se asustó por los gritos del duque. Él sólo corrió hacia su esposo, saltando sobre su regazo sin una sola duda. Rodeó con las piernas a su esposo, agarrándose de sus hombros con manos suaves y tersas.
El Duque sujetó la cintura de su esposa mientras veía al resto de los ministros salir corriendo de la habitación asustados. Eso le provocó una sonrisa. Causar miedo nunca estaba de más.
Luo Fei vio la sonrisa y mirada distante de su esposo, por lo que trató de llamar su atención moviéndose. Grave error.
El Duque sintió a su linda esposa moverse encima de él y apretó los dientes. Sus manos inconscientemente apretaron la cintura de Luo Fei. Casi se sintió inclinado a regañarle, pero no quería tener un berrinche antes de salir al pueblo. Además, si lloraba iba a estropear todo ese lindo y costoso maquillaje que le había conseguido.
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Esposa Forzada.
RomanceLuo Fei es un segundo hijo de la familia Luo. Mimado por sus padres y hermanos desde que era pequeño, el pequeño Luo Fei apenas sabe qué existe tras las puertas de la mansión Luo. Nunca sale, debido a su incomparable inocencia y excepcional belleza...