23: Hacer feliz al esposo.

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Luo Fei se quedó despierto hasta tarde esa noche.

Las palabras de su esposo le hicieron pensar mucho y recapacitar sobre todo lo que había ocurrido entre ellos y el emperador. Aunque su esposo era bueno ocultando sus emoción y aparentando indiferencia, realmente sentía todo con tanta fuerza que le era doloroso. Nunca pensó ver a su esposo en ese estado, pero ahora que lo vio no podía ignorarlo. Su esposo sufría mucho. Sufría en silencio para no molestar a nadie con su dolor.

Eso tenía que cambiar.

No podía permitir que su esposo se siguiera desgastando con todos esos sentimientos en su interior. Tenía que hacer algo pronto.

Decidido, Luo Fei volvió a la cama y abrazó el cuerpo de su esposo con mucha fuerza.

Al día siguiente Luo Fei despertó solo, pero eso no le detuvo de buscar a su esposo en cada rincón de la mansión hasta encontrarlo en su oficina. Sin decir una sola palabra lo tomó del brazo, empezando a jalar cuando el Duque estaba demasiado distraído como para prestar resistencia. Entre tantos jalones logró sacarlo de su oficina, aunque no sin un regaño.

-¿Que crees que estás haciendo Luo Fei? Tengo cosas que hacer.

Luo Fei frunció el ceño, algo que lo hacía ver adorable en lugar de enojado. El duque lo miro con confusión hasta que el joven hizo algo totalmente inesperado.

Le cubrió los ojos con una venda oscura.

-Hoy vamos a divertirnos. Nada de trabajo- sentenció Luo Fei y se dió la vuelta para caminar lejos antes de que su esposo encontrara la fuerza para negarse.

Luo Fei se dió la vuelta justo cuando su esposo abría los ojos de manera cómica. El duque no podía creer que su esposa de carácter dócil y suave estuviera hablándole con tanta determinación, guiandolo a través de la mansión como si la conociera de arriba a abajo. Tal fue su sorpresa que se dejó llevar sin quejas.

Xu Lizhi no podía ver nada, pero tenía un buen sentido de orientación. Pudo reconocer los caminos que tomaba su esposa pero no darles sentido en lo más mínimo. Arriba, abajo, izquierda, derecha.

¿A dónde iba su linda esposa?

Luo Fei soltó una risita juguetona cuando pasaron a través de una puerta debido a que el duque no recibió advertencia y su cabeza golpeó el marco de madera. Mientras el duque se frotaba la frente con una mueca, Luo Fei solo reía en voz baja y seguía caminando hacia el destino desconocido.

El duque estaba ya irritado por todo el asunto de estar vendado y ser incapaz de ver. No dijo nada porque era Luo Fei quien lo tenía en esa situación. No podía decirle nada. Después de lo que pasó en la noche, se sentía propenso a permitirle cualquier cosa a Luo Fei como recompensa por haberle hecho entrar en razón. Solo su esposa podía abofetearlo, gritarle y regañarlo solo para recibir una recompensa. El duque quizás no podía admitirlo, pero era obvio que estaba totalmente dominado por el pequeño Luo.

El peliblanco soltó una última risita antes de detenerse frente al patio trasero de la mansión, que se extendía hacia un bosque frondoso y abundante. De puntillas se alzó para quitarle la venda de los ojos a su esposo. El duque parpadeó varias veces para acostumbrarse al brillante sol, y cuando lo hizo pido observar la sorpresa que su esposa había preparado para él.

Allí en el patio había una mesa donde antes solo existía cesped. La mesa estaba decorada con dulces, comida deliciosa y muchos pequeños objetos ya sea de vidrio o metal que parecían tener la forma de unas flores. El duque trató de pensar de dónde Luo Fei había sacado tantos objetos así, mas terminó rindiendose. No debía sorprenderle que su esposa pudiera hacer lo imposible. De Luo Fei no debía sorprenderle nada.

Esposa Forzada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora