27: Revelaciones.

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Luo Fei no estaba muy seguro de lo que debía hacer como líder de Piedras Blancas, pero supuso que podría aprenderlo con el tiempo. El problema es que no tenía mucho tiempo.

El duque le explicó a Luo Fei que cometió un error y el emperador probablemente venía en camino a Piedras Blancas. Luo Fei tenía miedo, si, pero su esposo le dijo que incluso si el emperador los seguía pronto el ejército del duque llegaría. Luo Fei confiaba en su esposo. Tenía fe en que nada malo les iba a pasar si permanecían juntos. Si el emperador intentaba separarlos, Luo Fei sabía que el duque jamás lo permitiría. Incluso si...

Luo Fei estaba ansioso por la llegada de los soldados. No estaba seguro de cuando iban a llegar. Solo sabía por su esposo que llegarían pronto y que Han Jun estaba un poquito mejor. Luo Fei ya quería verlo.

Y decirle que lo queria mucho y que lamentaba todo lo que había pasado con el emperador.

Hacía mucho frío en la montaña. A su esposo le dolía el cuerpo por el frío y la altura, así que Luo Fei salía a caminar sin él. Su esposo salía cuando ya era más tarde y el sol estaba un poco más reflejado en la montaña. Las mañanas eran de Luo Fei por completo.

El joven ahora conocía a varias personas.

Todos le saludaban cuando iba corriendo por las calles de Piedras Blancas.

Todo era muy divertido a excepción de una presencia irritante.

Shen Qiao.

A Luo Fei le caía muy mal ese hombre. El peliblanco usualmente era amable con todos y creía en la bondad.

Pero Shen Qiao era tan fastidioso que Luo Fei solo quería darle un golpe en la cabeza.

¡Siempre lo estaba siguiendo!

Luo Fei era paciente.

Luo Fei era bondadoso.

Luo Fei era amable.

Pero Luo Fei odiaba a Shen Qiao con demasiada pasión.

En una de sus caminatas ya no pudo soportarlo más.

-¡YA DÉJAME EN PAZ!

Luo Fei gritó eso a la cara del hombre una mañana. Lejos de alejarlo, parece que Shen Qiao tomó ésto como una señal para acercarse todavía más a Luo Fei. Le seguía a todos lados sin decir una sola palabra. Era irritante y perturbador.

Luo Fei no sabía cómo detenerlo.

No quería decirle a su esposo porque si lo hacía entonces el duque iba a pelearse con aquel hombre otra. No quería derramar más sangre en Piedras Blancas. Quería encargarse del fastidioso Shen Qiao él mismo en lugar de decirle a su esposo que le ayudara. Si iba a ser el líder de Piedras Blancas debía ser más decidido.

Shen Qiao era tan molesto.

Luo Fei se resignó a ignorarlo.

Continuó caminando por las calles de Piedras Blancas, explorando cada rincón del lugar que muy pronto gobernaría. Todo era tan hermoso que parecía salido de un sueño. La nieve, la brisa, todo era simplemente perfecto. Oh, como quería permanecer allí por siempre. Se sentía más vivo en Piedras Blancas que en cualquiera de las dos mansiones que había habitado durante su vida.

Era como si Piedras Blancas le hubiera devuelto a la vida.

La caminata lo llevó hasta el bosque cercano. La montaña era bastante rara en su distribución. Estaba la montaña en si, el valle donde estaba la ciudad y los alrededores que eran una mezcla de bosque y acantilados. Uno no podía subir a Piedras Blancas sin perderse a menos que tuviera el camino trazado detalladamente. Era imposible llegar ahí por cuenta propia.

Esposa Forzada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora