8: Cosas indecentes.

588 66 8
                                    

Pasar tiempo con los soldados abrió la mente de Luo Fei a ciertas conversaciones que en su hogar jamás habría presenciado. Los soldados eran todos hombres adultos de entre veinte y cuarenta años, por lo que claramente sus conversaciones serían los de unos adultos. Ésto causó que Luo Fei, en su infinita inocencia, escuchara cosas que no entendía en lo mas mínimo además de imaginarse escenarios muy sangrientos que eran relatados por los soldados.

La mayoría del ejército recibió con brazos abiertos a la esposa del duque. Si bien hubo algunos dudosos debido a su peculiar personalidad, casi todos estaban de acuerdo en que Luo Fei era un buen chico. Algunos se compadecían porqué estaba casado con el frío Duque Xu. Sin embargo al verlo usar el arco y flecha con precisión, todos los soldados sintieron que no estaba tan indefenso. De todos modos ellos estarían al servicio de Luo Fei mientras éste fuera la esposa del duque Xu.

Los temas hablados en el campo de entrenamiento eran tan variados y complicadas de entender para Luo Fei que casi siempre permanecía en medio de los soldados con el ceño fruncido. Después de unos días de verlo así, todos asumieron que el joven tenía una mala experiencia con el sexo y por eso siempre parecía alterado cuando se hablaba de ello. Como siempre, el rumor cubrió la verdad, haciendo que todos creyeran que el Duque Xu era un amante muy desconsiderado.

Lejos de interesarse por aquellos asuntos, Luo Fei estaba más interesado en sus nuevos deberes como ama de la casa. Los sirvientes que llevó desde la mansión Luo eran todos sus amigos (también espías) y no tardaron en comunicarle que había ciertos problemas dentro de la mansión Xu. El Duque Xu era un amo bastante desconsiderado. Todos los sirvientes se quejaban bastante de que su paga no era buena y su trabajo era demasiado pesado. En la mansión Xu, que era gigantesca, no solo vivía la familia Xu sino también el ejército personal del duque. Si bien vivían en un campamento apartado, eso no evitaba que los sirvientes también tuvieran que atenderlos.

Luo Fei supuso que su esposo estaba muy ocupado con la guerra y demás como para notar lo que sucedía en su mansión, así que amablemente decidió ocupar su lugar.

Aumentó el salario de los sirvientes y en adición contrató a varios más. También regañó a los soldados por no limpiar sus propios desastres.

Ah, atender la mansión era tan cansado que Luo Fei apenas tuvo tiempo de jugar después de eso. No le alcanzaba el tiempo para absolutamente nada. Al menos no del modo que quería.

Entre todo eso, entrenar con su arco, jugar cuando tuviera tiempo suficiente y arreglar su cabello todas las mañanas, sentía que estaba muy ocupado.

—¡Esposo!

El duque ni siquiera pareció inmutarse cuándo el pequeño e hiperactivo Luo Fei saltó sobre su regazo sin el más mínimo aviso. Es factible decir que ya estaba acostumbrado. Dado que ésto ocurría todos los días, el duque no sentía el impulso de sorprenderse. Podía controlarse a sí mismo bastante bien.

Sin embargo Luo Fei tenía el mal hábito de sentarse en su regazo y sacudirse como un animal inquieto. El duque podía ignorarlo, si, pero a veces su cuerpo no actuaba de acuerdo a sus pensamientos. Cada vez que el joven estaba sobre él, el duque Xu se enfrentaba a un problema.

—Luo Fei.

—¿Si, esposo?— respondió dócilmente Luo Fei, sus ojitos brillando mientras veía al hombre.

Xu Lizhi frunció el ceño.

—Levantate. Estas pesado.

Luo Fei ignoró el comentario.

Apretando la mandíbula, Xu Lizhi continuó revisando los pergaminos que le habían llegado en la mañana. La mayoría eran tonterías, pero de igual modo debía hacerse cargo.

Esposa Forzada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora