37. Enemigos por todos lados

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El frío de la mañana invernal mezclado con la humedad del ambiente calaba los huesos. Al romper el alba el ejército se movilizó hacia el campamento del enemigo que se encontraba todavía en la base de Colina Cuervo. El ambiente era pesado o al menos así lo sentía Sanji sobre su caballo mientras permanecía inmóvil junto a Kaya. Ambos estarían en la retaguardia dirigiendo el ataque de los arqueros por lo que se quedaron en uno de los altos de la colina mientras observaban al resto del ejercito moverse hacia el campamento.
Observó la vanguardia en cabeza a lo lejos con el corazón en un puño. Esperaba que todo saliese bien y tal y como pensaba Zoro fuese una acción rápida y limpia pero no se sentía preparado para saber que alguno de sus hermanos había muerto en combate. No tenía la mejor relación con ellos pero sí buenos recuerdos juntos. No le gustaba pensar que eso sería lo que quedaría de ellos y mucho menos saber que su último reencuentro podría ser con alguno de ellos frío y rígido sobre la nieve. Suspiró algo agobiado y trató de despejar su mente. Giró el rostro para entablar conversación con Kaya y observó su tenso semblante. Las suaves facciones de la joven noble de piel de porcelana se veían contraídas por la preocupación y las sombras de sus brazos se movían a más velocidad de la que había visto nunca en Zoro o ningún otro demonio mayor que hubiese conocido.

- Todo saldrá bien. No os preocupéis mi señora ¿Es vuestra primera batalla?

- Llevo luchando y comandando ejércitos desde los diez años rey Sanji - dijo muy seria sin regresar su mirada hacia él - Esto me da mala espina

- ¿Por qué decís eso? - preguntó angustiado

Kaya permaneció con la vista al frente y en silencio un par de minutos y Sanji la imitó. Pudo ver detenerse al resto del ejército y permanecer inmóvil. Frunció el ceño extrañado con el comportamiento de las huestes. No era lo que habían hablado en la reuniones.

- Algo raro está pasando - comentó Kaya aún observando la situación desde las alturas

Zoro cabalgaba al lado de Franky que charlaba animado contándole lo emocionado que estaba por unos planos que había comenzado a desarrollar con Ussop sobre algo que ellos habían bautizado como la catapulta infernal. Ambos compartían el gusto por la creación de extraños artilugios en su tiempo libre y cuando se juntaban pasaban horas diseñando prototipos de casi cualquier cosa. Aún recordaba su último gran fracaso. Habían creado un aparato al que llamaron cubierto para pinchar la comida y llevarla a la boca. Trataron de que se hiciese notable entre la corte y pensaron que les lloverían los pedidos pero para su desgracia a nadie pareció interesarle algo tan estrafalario. No tenía nada de malo comer con las manos. Zoro sonrió levemente con los comentarios de su gigantesco amigo hasta que vio regresar a toda velocidad a los dos exploradores que encabezaban la marcha de vanguardia.

- ¡Majestad!

- ¿Qué es lo que ocurre?

- Venimos del campamento y no hay nadie

- ¿Cómo qué no hay nadie? - preguntó Franky sorprendido - Eso es imposible, no pueden haberse volatilizado en medio de la noche

Con un gesto Zoro detuvo la marcha de todo el ejercito. Permanecieron inmóviles durante unos minutos mientras pensaba. Por más vueltas que le daba no entendía que podía haber pasado. Los informes llegaban prácticamente a diario, tenían la situación bien estudiada y era imposible que hubiesen desaparecido de un momento a otro. No había compartido información delicada con nadie más que con su consejo hasta el último momento para evitar cualquier tipo de filtración por lo que no comprendía qué estaba pasando. Observó alrededor y no vio nada.

- Algo raro pasa. Nos retiramos, no debemos permanecer aquí. Creo que

Sus palabras se vieron interrumpidas por el retumbar de los gritos y los cascos de los caballos sobre la nieve contra las montañas aledañas que formaban un fuerte eco. Regresó su vista hacia atrás y pudo ver un inmenso ejército que comenzaba a rodearlos usando exactamente su misma estrategia. Les habían emboscado usando la colina para encerrarlos en una ratonera de la que no podrían escapar. Franky permanecía boquiabierto viendo la escena al igual que el resto de la vanguardia que observaba como poco a poco los enemigos se cernían sobre ellos rodeándolos por completo.

EL REINO DE LAS SOMBRAS (Zosan/Sanzo + 18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora