Nupcial

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El destino nuevamente hacía de las suyas burlándose de Jimin y su careta. El chico se sintió desarmado al ver esos destellantes ojos, cabellera negra y hermosa sonrisa, ese aroma que lo atrapaba, al que ya estaba más que acostumbrado y que parecía necesitar de alguna forma. Tomó la mano que le fue ofrecida, sonrió y bajó del auto -Gracias- 

Jungkook mismo lo guio hacia la puerta principal, el amo de llaves abrió y ambos pasaron. El más joven quedó asombrado al ver el hermoso y lujoso lugar que de ahora en más sería su casa -Es impresionante- se atrevió a acotar. 

-Todo esto es tuyo, incluyéndome- dijo el médico que hizo voltear a Jimin sorprendido de sus palabras -Sí. Seré tu esposo, seré tuyo en cuerpo y alma. Yo lo siento así y estoy seguro que tú también lo vas a sentir. Por favor, quiero que a partir de esta noche, olvides todo lo malo, olvides a tu padre alfa y hermano, todo eso que conoces acerca de nuestra casta. Deja que yo te demuestre que soy un alfa en el que puedes confiar, que te voy a cuidar y te voy a hacer feliz- 

Sintió cómo sus mejillas eran tomadas y retiraban sus lágrimas, ni se había dado cuenta que estaba llorando pues era un llanto no de tristeza, sino de una especie de alivio, de agradecimiento porque deseaba confiar en esas bellas palabras; las más hermosas que había escuchado alguna vez ser pronunciadas hacia él. 

-No llores. Ven, vamos a que veas todo lo que tengo planeado para hacer de este día algo muy especial para ti. 

Jimin asintió y se dejó llevar a lo que era una habitación con salita, pero que ahora estaba llena de gente, biombos con espejo, maquillajes y una cama de masaje. Todos los presentes reverenciaron a ambos. -Te dejo aquí, disfruta, deja que te consientan un momento. Yo iré a mi habitación donde también me prepararán. Te veo en un rato para la sesión de fotos- 

Así, el chico se dejó hacer un delicioso facial, envoltura de chocolate en su cuerpo para hacer aún más suave su piel, manicura, pedicura, corte de cabello, maquillaje y al último le presentaron el que sería su traje de bodas. Dejó escapar una exclamación al verlo, era azul claro, camisa blanca, corbata a juego con el saco, pero este, en las solapas tenía intrincados bordados dorados con la flor spirea, era magnífico y supo que eso no era una coincidencia pues justamente había dicho hacía unos días esos datos a Jungkook. 

A eso de las cinco de la tarde, después de todo aquel servicio, Jimin había quedado hermoso, más de lo que ya era y listo para ver al que sería su esposo. Salió al pasillo y se encontró con él. Ambos quedaron anonadados ante la belleza del otro y se sonrieron. El pelinegro se acercó -Te ves precioso- 

-Gracias. El traje es... es fantástico- le tomó la solapa al de él que era negro -La flor de tigre ¿Es tu favorita entonces?- recibió un asentimiento -Lo tendré en cuenta- y enrojeció al momento de decirlo. 

-Vamos abajo. Nos esperan los fotógrafos. No puedo esperar a que veas los jardines, puse mucho empeño en ellos 

Efectivamente, apenas cruzaron el ventanal que separaba el salón de baile con los jardines, un centenar de pequeñas florecillas blancas formando bellos arcos con luces LED los recibieron. Los ojos de Jimin se ocultaron en dos finas líneas y volteó hacia Jungkook -Me encanta todo. Es bellísimo. Te agradezco mucho que hayas tomado en cuenta cada cosa que te comenté sobre mis gustos- 

Para Jeon, el verlo sonreír así, había sido lo más bello, nunca había visto esa hermosa sonrisa, esa que era tan verdadera y que esperaba seguir viendo por el resto de sus vidas. Lo tomó de la mano y fueron a donde los fotógrafos los citaron y comenzaron la sesión como si de verdad fueran una pareja de enamorados, sintiéndose en confianza el uno con el otro, todo esto hasta que el hombre dijo -Ahora una besándose- 

Te reto a cambiar el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora