*Capítulo 22*

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El día pintaba para ser uno muy bueno, pues había un balance perfecto entre el frío y el calor.

Un sol bonito iluminando todo a su paso, sus rayos solo eran cálidos ya que el viento leve circulando era gélido, creando un ambiente equilibrado.

Los cientos de chicos pertenecientes a la universidad estaban disfrutando mucho ese día, ya que desde lo lejos se podían ver cómo varios ensayaban al aire libre, otros leían en silencio y unos más tomaban el sol.

Un cotidiano día de escuela al ser jueves.

Sin embargo, del otro lado de la vereda la historia era diferente. Una cafetería recibía a sus habituales clientes y también a unos nuevos, las mesas se llenaban con poca gente, pues la mayoría hacia su pedido para llevar.

Entre esas mesas había una hubicada en la esquina, tranquila y un poco alejada de las demás. En ella yacian sentados dos personas que a vista de todos lucían como un simple dueto de amigos tomando café.

Pero eso no era así.

-Dime, ¿sientes algo?- una chica de finos rasgos y larga cabellera morada habló mientras tomaba de su taza caliente con café.

-Si, la concentración de energía es fuerte en este punto. Están dispersos.- el muchacho picaba una rebanada de pastel sabor chocolate.

-¿Puedes saber quiénes son?- ella miraba hacia la escuela de elegante estructura, muchos alumnos estaban y sus sospechosos podrían ser cualquiera.

-No, mi entrenamiento no ha llegado a ese nivel.- el muchacho cerró un puño con enojo.

-Demonios, con tanto ridículo del arte con colores extravagantes en su cabeza, cualquiera pudiera ser- su vista estaba fija en dos jóvenes estudiantes que salían por las rejas con destino a la misma cafetería de ellos.

-Ni que lo digas, acercarnos mucho podría levantar sospechas- el joven de cabello negro dejó el cubierto a un lado, no había pedido de tomar al verlo innecesario, pero ahora quería un jugo.

-Me he dado cuenta que los días viernes es cuando se abren puertas a visitar para futuros estudiantes, podríamos venir con tranquilidad la próxima semana.- la muchacha acomodó su cabello.

-¿C-Cómo...? Giselle, ¿Leíste su mente?- vio a la nombrada encogerse de hombros.

-Solo había que urgar un poco en su cabeza y uno puede obtener mucha información- le guiñó el ojo al peli negro.

-Crei que no podías urgar, solo ver lo que piensa en ese momento.-

-Bueno mi querido Dino, he progresado con el entrenamiento.- tomó otro sorbo de su cargado café.

-Bien, es hora de volver donde Kai, pediré un jugo para llevar y luego nos vamos- se paró del asiento.

-Te espero- la del cabello morado regresó su vista a la ventana.

Dino avanzó hacia la zona donde se piden las órdenes, miró a la poca gente ahí concentrados en sus cosas.

Al llegar, vio a dos muchachos frente a él que estaban pidiendo mientras jugaban a hacerse cosquillas de forma tranquila. Dino podía escuchar sus risas y miraba como interactuaban como si no hubiera nadie más a su alrededor.

"Estupidos humanos" fue lo que pensó, pues su maestro Kai les había dicho miles de veces que los humanos eran solo seres muy inferiores a ellos. Y eso los hacía inservibles con gustos banales.

Sin embargo, Dino los reconoció como aquellos chicos bobos que salían por la puerta del instituto hace un momento.

Esperó paciente hasta que los otros terminaran su pedido, él avanzó y ellos se dieron la vuelta distraídos al estar ocupados molestando al otro.

°Te Llevo En El Corazón° [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora