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ANTONETT
Mientras más caminábamos en el bosque, más razones para decir que estábamos perdidos.
Tal vez en otras circunstancias, si yo estuviera sola entraría en pánico, pero no con ellos. A cada rato teníamos a un Andreé haciendo malos chistes del que solo yo me reía y alguno que otro comentario de Maxim y cosas así que cuando se conocieron.
Le presté mucha atención más que todo la historia de cuando se conocieron. En resumen: eran pequeños, se encontraron en un callejón, Maxim le brindó un hogar con su tío y su prima y se hicieron grandes amigos.
Qué forma más bonita de encontrar a tu mejor amigo ¿no?
Después de eso le puse oídos sordos a todas las demás conversaciones y me puse a pensar mientras miraba el piso. Una que otra salvada de mi novio para no chocar con un árbol, pero, aun así, no se me quitaba de la cabeza esa advertencia.
¿Quién será?
Era la pregunta que abundaba en estos momentos.
No fue hasta que todos se detuvieron y yo choque con la espalda de Valentina para ver al frente de mí una grande y hermosa mansión, pero solo era la parte delantera, no me quería ni imaginar la parte delantera, pero lo tenía que hacer porque empezamos a dar la vuelta.
Seguíamos en "todo o nada". Se sabe que casas así eran de políticos, multimillonarios con buena herencia o mafiosos y créanme cuando les digo que las dos primeras no son buena opción.
Cruzando los dedos para que todo salga bien y no tengamos balas por todas las partes de nuestro cuerpo. Maxim tocó el timbre de la lujosa casa. Yo me tomé un pequeño momento para ver los alrededores. A lo lejos se visualizaba un muro por lo que tenía seguridad delantera. Cerca de estos había como un pequeño círculo con sofás y en el medio una fogata.
La puerta se abrió mostrando a una chica más o menos de nuestra edad, muy bella y joven quien aportaba una gran sonrisa.
Sin mentirles, la escanee. Pelo negro liso, ojos grandes, buen cuerpo y piel blanca, sin duda la mujer que todo hombre quisiera tener.
De reojo veo a Maxim y este solo mira a un lado de la casa.
¡Ay! Lo amo.
Andre hizo lo mismo que Maxim, pues Valentina lo estaba viendo sin una pisca de discreción.
Sospechoso.
—¿Desean algo o buscan a alguien? —nos preguntó sin dejar la amabilidad de un lado.
—Nosotros estamos perdido.-
Ante mi respuesta la chica ablandó sus facciones y se hizo a un lado para hacernos pasar.
—Entren sin miedo, nos dedicamos a lo mismo.
Nosotros estábamos confundidos ante lo que había dicho, pero luego nos señaló la arma que Maxim tenía expuesta en la cintura.