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ANTONETT
Todavía no me puedo creer que este en Francia, es casi tan hermosa como lo pintan en los libros, yo creo que ni ellos le hacen justicia.
En todo el camino estaba asomada por la ventana viendo sin perderme ni un solo detalle de la ciudad, a lo lejos pude visualizar un mimo en el parque donde la gente se paraba para verlo y a veces él les hacía alguna que otra broma divertida.
Con el auto en marcha nos dirigíamos a una especie de hotel con arquitectura romana, blanca, pero sin dejar a un lado lo elegante y caro.
Y volvamos a resaltar lo caro porque al entrar se respiraba ese aire de "te voy a dejar en banca rota".
Puede que mi cara haya sido toda una comedia porque Andre se río y me sacó una foto al mismo tiempo que llegaba Maxim con su bolso a mi posición y miraba mi cara estupefacta.
—No te preocupes por el dinero, solo disfruta.
—¡Gracias!
—No te lo decía a ti Valentina.
Tina solo se dedicó a sacarle la lengua y el dedo del medio al azabache.
—Pero si tienes a André, Valentina —suelto una pequeña risa.
—Él es un limpio.
—Yo no estaría tan seguro de eso —espeta el pelinegro a lo que el moreno antes nombrado le hace una señal de que haga silencio.
Ya capté que Andre es un ahorrador compulsivo o simplemente sabe que una tarjeta en manos de la castaña es llevarte directo a tu tumba.
Maxim pasa un brazo suyo alrededor de mis hombros y me atrae al él para darme un fugaz beso en los labios.
Estábamos decididos a llegar a la recepción hasta que una especie de guardia nos detiene.
—¿Ustedes son?
—Vengo a hacer una reservación.
Por parte del pelinegro y el gran guardaespaldas que tiene cara de que de un soplido te puede volar la cabeza; comenzaron una batalla de miradas donde pareciera que estaban absortos de todo lo que pasaba a su alrededor, el moreno, la castaña y yo los miramos esperando que dejaran su batalla para concentrarnos en lo que vinimos.
Quiero descansar.
—Tienen idea de donde están ¿no? —preguntó el guardia.
—En un hotel ¿no es obvio? —contestó de mala gana Valentina y no era la única.
Se nota que esto no va a terminar a nada bueno.
—Y no cualquiera, uno donde pagan una gran cantidad de dinero para hospedarse, cantidad de dinero que no lo veo reflejado en ustedes.
¿Escuché lo que creo escuchar?
Me hice una revisión rápida a ver que estaba mal en mi atuendo, en nuestros atuendos y solo reflejaba el "ladrones" por la pinta de que solo tonos oscuros aportábamos y botas militares llevábamos, sin contar nuestras caras que decía "en cualquier momento te puedo matar" y que Maxim tenía un arma en toda la cadera expuesta.