CAPÍTULO II

40 9 21
                                    

MAXIM

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MAXIM

El sonido de las sirenas invaden mis oídos y la adrenalina todo mi cuerpo. Para este punto me retracto de la tremenda mamada que hice.

—La próxima vez que me vayas a involucrar en algo así, me avisas

—Es que fue espontáneamente...

—Peor, sin un plan... ¿Y si nos atrapa la policía? —preguntó preocupado.

—Si te preocupas de algo como eso en vez de seguir corriendo tal vez la policía nos atrape.

Al frente vi un edificio viejo y abandonado.

«Perfecto»

A gran velocidad nos apresuramos al edificio. El plan improvisado era subir a la azotea y esperar lo que tenga que pasar. Por lo menos tendríamos un momento para recargar las armas.

—Perfecto, sin salida... ¿Algo que me quieras decir como última voluntad? —dramático.

—Deja de ser tan dramático —recargo las armas a toda velocidad.

—Imposible de conceder.

—O tal vez... No se... AYUDARME A RECARGAR LAS ARMAS PARA QUE NO VAYAMOS A MORIR.

Se asusta —si señor.

Listas las armas me coloque la mochila llena de billetes en la espalda, esperando que la puerta sea abierta para atacar y cuando la abren no espero ni ver quién es la persona para disparar.

—MAXIM —me grito mi mejor amigo —es uno del clan.

Me le acerco al cuerpo sin vida para asegurar que sea verdad lo que me dice —no hace nada más que criticar, ya era hora —baje el arma al ver quién pasaba por esa puerta.

—¡Jefe...! —interrumpido.

—Cállate y síganme. No puedo creer que a estás alturas todavía tenga que salvarles el trasero —enojado sale de la azotea para bajar a gran velocidad.

—Por lo menos no con las manos vacías —dijo André.

—Igual. Debería matarlos. No hacen más que meter en problemas al clan.

—¿Y por qué no lo haces? —le pregunto con poca importancia.

—¿Qué tonterías dices Maxim? —me susurra André con miedo, ya qué, el jefe es capaz de cualquier cosa.

—Porque mis planes con ustedes no han terminado —eso fue todo luego de subirse a su auto he irse.

—Huele horrible a muerto.

—Huele sabroso André.

—No me acordaba que eras un asesino loco.

—Acuérdate —me subo en una moto de un policía que seguramente está muerto, André igual y nos vamos al cuartel.

ANTONETTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora