EPÍLOGO

18 4 1
                                        

ANTONETT

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ANTONETT

La noche era fría y las calles iluminadas por las enormes decoraciones de navidad de los vecinos. El espíritu navideño está presente en esta casa y el olor a pan recién horneado se reinaba en cada rincón del lugar.

Dejé el pan en la mesa para que se enfriara un poco. Quito los guantes de mis manos y voy en busca de mis pequeños. Al subir las escaleras me encuentro con varios cuadros pintados en cada aniversario que he tenido con Maxim. Se nota bastante el cambio entre nosotros donde dejábamos la cara de joven para una más madura, pero sin dejar de lado la diversión.

Poco a poco en los retratos se iba notando la diferencia y se iban añadiendo personas a medida que yo subía un escalón. Primero estábamos nosotros dos solos en nuestra boda bien felices, aún recuerdo el día como si fuese ayer. Un 7 de julio...

Repartimos conejos blancos descuartizados.

«Estas clara que eso no paso»

Pero me hubiese encantado que pasase.

Fue una boda normal sin una pisca de psicopatía o indicios de esta. Todo era en ambiente relajado y divertido, como podrán ver, nada resultó mal ese día.

Después se fue uniendo nuestro perro tipo lobo, Nevado. Ese nombre se lo puso Jackson porque el perro era completamente blanco como la nieve.

«La mejor creatividad del mundo»

La próxima persona que se añadió fue nuestro hijo mayor Marcus que en ese tiempo solo tenía unos cuantos meses, ahora es todo un niño de nueve años. Y la última persona en añadirse a los cuadros es nuestra hija menor Antonella y con esto termina el recorrido de las escaleras.

Y por si se lo preguntan.

Si.

Mis hijos salieron con las mismas condiciones que nosotros.

O sea, psicópatas.

Todavía no se ha comprobado si alguno tiene doble personalidad, pero por lo que veo, nada fuera de lo normal y con decir "normal" quiero decir que nada más allá de matar a los gatos de la vecina que siempre molestan en las madrugadas con sus aullidos.

Dirían que es algo despiadado de nuestra parte dejarlos hacer tal maldad, pero en mi defensa, la vecina los utiliza de sacrificios para sus actos satánicos hacia nosotros, actos que nunca nos afectan.

¿Por qué? no sé, pero no nos hace nada y los dejamos acabar con esos gatos porque en algún momento tendrán que defenderse, tomar la justicia por sus propias manos sin que se den cuenta y sobre todo defenderse.

Esto es lo que está haciendo un país donde no se haya justicia.

Una familia psicópata.

Lo bueno es que no están desarrollando ningún tipo de necesidad. Solo matan a los gatos cuando ya están hartos de escuchar sus aullidos en las madrugadas.

ANTONETTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora