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48 horas después.



-Sáquenla con cuidado, que no se vaya a zafar.

Escuché que una voz grave le indicó a no se cuantos hombres que entraron donde estoy, estaba muy débil para deducir, pero sentí que me arrastraron sujetándome de los brazos y llevándome por un largo pasillo. Algunas voces eran femeninas que soltaban asombro y espanto cuando pasaban cerca de mi, como si fuera un monstruo, idiotas.
Entonces un resplandor penetró la venda de mis ojos, sintiendo el calor del sol, y respiré el aire fresco del amanecer, fue como una clase de alivio, creí que sería libre, pero no fue así. Mis pies tocaron la tierra seca y al segundo se detuvieron los hombres, la silueta de uno de ellos se puso frente mío aunque no lo viera, sentía su presencia, acto seguido me quitó las vendas de los ojos, fruncí al instante cuando la luz repentinamente me pegó, apenas podía ver.

-Suéltenla -ordenó creo yo, quien tenía sombrero, entonces me soltaron pero estaban tan débil que mis piernas no pudieron mantenerme en equilibrio, cayendo al suelo. Mi vista ya estaba adaptándose al ambiente pudiendo visualizar que se trataba de un campo de entrenamiento de combate, pero mis nervios recorrieron todo mi ser cuando se escuchó como recargaban una escopeta. No tenía el saco de fuerza ya, pero si me habían vestido con un tipo de conjunto blanco.

-¿Sabes por qué estás aquí? -preguntó el enmascarado mientras se agachaba apuntándome con el arma, de modo que negué inmediatamente- no te preocupes tanto, no te mataremos, de hecho no podemos.

-Pero lo que si tenemos que hacer, es ponerte fuerte. -ahora habló el de acento mexicano- ya ves... ¿por qué no le dices tú Price?

Quien sea que haya sido Price me agarró de una manera no tan gentil del cabello para que pueda verlo directamente.

Tenía una mirada firme y intimidante.

-Escucha bien esto, no se qué tipo de fenómeno eres, pero de lo que estoy seguro es que un ser humano 'normal' no eres, pero ese no es el punto. Te lo diré directamente, sabemos de lo que eres capaz y de lo que no, que podrías sernos muy útil en las batallas, por lo tanto necesitamos tenerte fuerte y con preparación para un combate.

El nerviosismo se fue transformando en irritación y enojo, detesto todo lo que estás diciendo, por más débil que esté ahora mismo, el enojo no se desvanece.

-¿Ves ese tipo con máscara? -señaló para que lo viera, un tipo grande, fuerte y serio- le decimos "ghost", él te va a preparar -puso sus manos sobre mi mandíbula bruscamente- ¿está todo claro?

Asentí sólo para que se calle, acto seguido me soltó y se fue con el otro compañero, dejándome con ese tal ghost que quien sabe qué hueso me puede romper.

Antes de que yo lo ataque primero.

Llegada de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora