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Todo, absolutamente todo representa un gran cambio para mí, desde aquella traición por Philip Graves hasta el renacimiento de los sentimientos cálidos que me transmitía Gee y su buena compañía con el grupo. Dejé de verla como una criminal, y los demás también lo hicieron, reconocí que se trataba de una pobre e inocente persona, que necesitaba ayuda, carecía del afecto que fue quitado por sus antiguos científicos.

Después de una seria charla en grupo, llegamos a la conclusión de convertirla en nuestra recluta. Las armas ya las podía usar y dominar bien, se movía a una velocidad muy importante y lo esencial. Sin embargo iba a seguir siendo sometida a un gran entrenamiento militar como si fuera un soldado.
Con el detalle que tendría que utilizar un pasamontañas hasta cubrir cada cabello de su cabeza.

***

-¿No has sabido nada de Valeria en estos días? -lanzó la pregunta Gaz hacia Alejandro quien estaba sentado a su lado. De modo que este le contestó sin ánimos.

-No... se esfumó sin dejar huella, ella es así.

-¿Soy yo o parece que estás algo desilusionado por cómo lo dices?

Alejandro jugaba con el vaso de cerveza mientras estaba perdido en los pensamientos sobre aquella mujer. Todos sabes que ellos tuvieron su historia en el pasado porque nos lo contó. Años hace de aquello, pero parece que esa herida volvió a surgir y no quería cerrarse.
Aquél reencuentro repentino lo sacudió demasiado por el hecho de que la había vuelto a besar como en el pasado, y ahora parecía que aquel pasado volvió a presentarse un segundo y desaparecer.

Alejandro agarró la botella y comenzó a tomar de ésta sin dar un respiro, como consecuencia que el efecto sería más rápido. -Desearía que estuviera aquí brindándome ese apoyo y amor que alguna vez me dió, pero no... no tengo idea de donde diablo está.

-Alejandro, lo suyo ya no existe, quedó en el pasado y se quedará ahí, lo que pasó entre ustedes hace poco solo fue un pequeño reflejo -habló Soap.

Mas Alejandro seguía bebiendo aún más.

-Aún la quiero, la extraño -Alejandro dejo salir un suspiro de frustración y la tristeza se estaba asomando en sus ojos cristalizados. El alcohol lo estaba sincerando, todas aquellas emociones que estaban muy bien ocultas, se comenzaban a hacer presente cuando una pequeña pausa detiene la mentalidad de una cruda realidad para los militares.
Ahora en la mesa, estaba siendo él mismo, su lado oscuro que estaba oculta.

Y él estaba así no solo porque la extrañaba, sino porque sabía perfectamente qué persona es Valeria, la reputación que ella lleva, tiene muy en claro que la relación con ella lo metería en problemas serios y a nosotros también por ser un conjunto unido. Alejandro sabe la influencia que tiene ella, sin embargo aún no la puede dejar ir, o más bien no quiere hacerlo, sigue atado a un pasado que no volverá a ser lo mismo en la actualidad. Y es lo que más lo martilla, anhelar algo peligroso pero que alguna vez se sintió bien.

***

Desperté para ir la baño y cuando iba volviendo me detuve en la habitación de Gee, me adentré para ver si todo estaba en orden y vi que ella estaba sentada sobre la cama abrazando sus piernas por debajo de sus muslos, manteniendo la mirada hacia algún punto perdido. Me dirigí hacia ella sentándome al lado. Aunque la única y poca iluminación provenía de la luna, fue suficiente para ver el reflejo de sus lágrimas deslizándose por sus mejillas.

-¿Qué ocurre Gee? -pregunté suavemente y tuve la intención de abrazarla pero ella se movió unos pocos centímetros para evitarlo, suspirando para dejar salir más lágrimas. Lágrimas de todo ese dolor que la apuñalaba sin piedad.
Verla así de mal me preocupaba -Gee, ¿estás del todo bien?

-¿Por qué eres así conmigo? -ella preguntó con la voz rota.

-¿Así cómo?

-Amable.

Como la mente un poco más abierta que comencé a dejar ser, quedé algo sorprendido por esa respuesta.

-Me preocupa...s... tú.

-¿Lo dices en serio?... porque jamás alguien lo hizo por mí, sólo mírame, sabes al menos lo que soy y lo que me ha pasado, ¿entonces por qué lo haces?

A veces me lo pregunto yo mismo ¿por qué?. La única preocupación en mi vida fue hacia mis amigos y el miedo al fallar una misión importante. Pero esto que estaba surgiendo era nuevo otra vez. No encuentro la base que me impulsa a sentirme así, tal vez si existe pero la desconozco, o me estoy negando a reconocerlo porque siempre catalogado como la 'debilidad' del mal sentido hacia una mente dura y cerrada para cualquiera que esté militarizado, que esté empezando a serlo o ya lo sea. Lo aprendí cuando era apenas un pequeño pájaro que recién empezaba a mover sus alas y volar, atrapé esa idea y la arraigue en mi mente cuando me uní al ejército. Jamás me permití expresar algún sentimiento, si lo hacía era un 'débil' y yo lo creía.
No obstante, Gee, quien está a mi lado aún sollozando, hizo titilar de a poco mi apagado corazón... del cual dejé y estoy dejando que pase sin prestar la debida atención a las circunstancias que traería dejar que pasara.

-No eres una criminal consciente, ni siquiera tienes... maldad -le dije esforzándome por ser más amable y comprensivo. Moví mis manos unos milímetros hacia ella con la intención de abrazarla porque sabía que lo necesitaba, mas no quise presionarla. Esperé a ver su reacción y este vez no se alejó.

-Solo... he tenido una pesadilla -susurró después de dejarse tumbar en mis brazos. Lo único que podía hacer ahora era frotar su espalda suavemente como consuelo, haciéndole saber que me tenía, que realmente me importaba.











*en mi mente quedo épico

Llegada de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora