30. Final

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-¿Eso significa que... me entregarás a ellos? ¿a él? -Gee preguntó con un hilo de tristeza hacia él capitán Price. De modo que este se puso de cuclillas frente a ella seguido de unas caricias en sus mejillas.

-Claro que no, lo que haremos es crear una distracción, engañarlos creyendo que te tendrán pero la realidad será otra -trazó sus pulgares sobre su mejilla- no te preocupes Gee, todos te cubriremos, todo estará bien.

Price besó su frente por primera vez como gesto cariñoso, a lo que ella respondió con una leve sonrisa. Se enderezó de nuevo y agarró entre ambas manos su ametralladora preparándose.
Pasos del exterior de la habitación se acercaban, la puerta se abrió y Soap se asomó primero junto a los demás que estaban detrás de él.

-Estamos listos capitán, el helicóptero ha llegado.

-Ahora vamos, espérennos.

Ellos le obedecieron retirándose del lugar dejando a Gee y Price solos otra vez. Sus manos volvieron a juntar las mejillas de Gee para decirles unas palabras.

-Todo saldrá bien Gee, luego de que todo este asunto termine, podrás vivir una vida tranquila aquí, y conmigo. -Gee se esforzó por sonreír un poco aunque por dentro estaba muy entristecida- solo este pequeño paso más...¿si? -ella asintió retrocediendo un poco. -bien... ¿estás lista?

-Si... ve tú primero, en unos segundos voy.

El capitán sin sospechar palmeó su espalda y se retiró del lugar dejando sola a Gee. Luego ella se acercó a un bulto de trapos sucios junto con una prenda de la cual sacó un objeto, lo miró con detalles y sus ojos comenzaron a picarles del ardor que se estaba formando antes de que se cristalizaran sin derramar una lágrima. Con un suspiro se tragó su llanto y guardó el objeto en los bolsillos interiores de su uniforme.
Las pupilas de sus extraños ojos se oscurecieron un poco debido al gran peso que cargaba. Los minutos estaban contados por lo que no dejó que el tiempo cesara más y se dirigió hacia los demás.


Fueron alrededor de tres horas y media el viaje a la zona de encuentro con el enemigo. El helicóptero aterrizó para que todos bajaran de un salto y preparados con sus armas avanzaron sin dudarlo. La densa lluvia les impedía ver con claridad las luces que sus linternas alumbraban en la oscura noche. De pronto un gran destello cegó sus ojos por segundos, se trataba de un tanque que se aproximaba a ellos hasta que frenó. Inmediatamente apuntaron hacia aquella dirección donde un ejército iba acercándose apuntándolos igual.

Uno de ellos se adelantó sin miedo alguno, expresándose con una mueca burlona.

-Vaya, hasta creí que no habría rastro de ustedes por aquí, pero veo que 'los vaqueros' no son tan cobardes como me comentaron -el enemigo principal soltó mofándose de ellos y a pocos metros de él a la derecha se distinguió a Graves, igual que los demás, apuntándolos.

-No se quien podría serlo más, si nosotros o tú, quien envía palomas mensajeras para conseguir algo.

-Bueno, y aún así me sirvió, algunas de mis palomas sí me fueron útiles. ¿pero por qué estamos parados a conversar? entrégamela.

El capitán Price frunció el ceño del enojo con tan solo escuchar su desagradable voz. -jamás.

El hombre frente a él soltó una pequeña risita burlona y su semblante se tornó más serio y se acercó con su escopeta de una forma más amenazante -no juegues con algo que no conoces, entrega a la maldita máquina, o te haré un colador a ti a tus hombres.

-Atrévete, matarnos no te garantiza nada, porque tal vez el siguiente seas tú, y recibas una muerte peor.

-¿Oh y por qué? ¿la tienes bien entrenada? ¿es que la has vuelto tu perra?

Llegada de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora