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Por ser estar en primavera, las temperaturas son muy húmedas por las constantes lluvias, y muy frías por la noche, especialmente a la madrugada a partir de las dos o tres. Aún si no es razón para abandonar la operación encargada para hoy. Se debe a la captura de tres sujetos sospechosos de terroristas que tuvieron participación en el atentado de Irlanda, tanto del reciente como el de años anteriores, aproximadamente ubicado en los 70s. Y ahora se presentó de nuevo el evento, desgraciadamente a unos largos kilómetros de la zona, que no era ni seguro tampoco.
El helicóptero aterrizó en pleno campo, seguidos por mi orden, todos bajamos con la ayuda de una soga, Gee estaba en mis brazos para bajar conmigo.


Era inteligente aunque no pareciera si la mirara por primera vez: logró aprender a usar un ametralladora sin que se le resbale de las manos, y me sentía orgulloso por eso, pues yo la había instruido en lo que conlleva manejarla, de modo que se la otorgué sin pensarlo mucho.
Teníamos información sobre los terroristas, según lo confidencial que era, decía que estaban en las ruinas de una casa a nada de desmoronarse, como otro de sus tantos escondites por el país.
Alejandro se adentró con cautela primero mientras le seguimos en fila. Había una oscuridad inmensa como una cargada y espesa sopa en los ojos, hasta incomodar tanto para sentirse desprotegido por cualquier dirección.

Oí patadas y empujones en una puerta, seguido de unos cuantos disparos por pistola. Tenía un artefacto especial de visión nocturna y no dudé en encenderla, lo primero que vieron mis ojos fue a Gee con la ametralladora apuntando decidida hacia un punto. Me le estaba por acercar para asegurarme de que no le ocurriera nada pero el hombre con máscara cadavérica se adelantó robándome la atención que quise captar de ella. Vi como Gee lo siguió haciéndole caso para entrar en una de las habitaciones.
Fruncí un poco el ceño sintiéndome incómodo y molesto por lo que vi, sin embargo eché atrás ese sentimiento para concentrarme en lo más importante.

Uno de ellos fue encontrado debajo de un búnker recientemente hecho, Rudy lo descubrió cuando sintió que la superficie del suelo estaba extraña, lo abrió con cuidado y le disparó en la cabeza, acto seguido inmediatamente tiró una pequeña granada con gas tóxico y cerró la puerta, automática corrimos al exterior hasta que explotase para que el cielo las cavidades de las ruinas desprendieran el verdoso humo recién liberado. Mi atención inmediatamente se la llevó Gee, vi también que Ghost iba a entrar de nuevo a la vivienda y que Gee lo iba a seguir pero me opuse agarrándola del brazo sutilmente pero lo suficiente para que no se zafara.

-No, nosotros tenemos el rostro más desprotegido que él, déjalo ir primero -le dije marcando la seriedad de mis palabras.

-El gas tóxico no tiene efecto negativo en mí... además puedo ayudarlo -me respondió neutral, tuvo la intención de dar un paso adelante pero apreté mi agarre para atraerla hacia mí pegándola contra mi cuerpo. Mis manos y pecho sintieron las vibraciones de su tembloroso y mojado cuerpo por la helada lluvia. En mi mente estaba rogando por que se apuraran lo más rápido posible para así poder volver a la base y evitar que Gee contraiga un resfriado -estás fría -ví sus manos y estas no paraban de temblar, sin poder sostener adecuadamente la ametralladora. Entonces el rápido impulso de hacer algo por ella me golpeó, de modo que me quité mi abrigo impermeable para envolver su congelado cuerpo, y la abracé dándole calor.

-¿Qué hay de ti? vas a morir de frío... -preguntó tartamudeando del frío, oírla me bastó para seguir haciendo crecer lo que comencé a sentir por ella.

-No te preocupes por mí ahora, lo importante es que no agarres un enfriamiento -terminé de decir para bajar mi mirada,  contemplando aquel neutro pero dulce rostro que tanto apreciaba mis ojos, y ya de por sí, mi corazón.

Llegada de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora