12. R

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Ya había pasado una semana de aquel evento sobre ella y Ghost, mencionado este mostró mejoras sin secuelas en tan solo unas horas después de haber ser atendido rápidamente. Por lo de la misión, en realidad Price no la descartó definitivamente, puesto que se encargó otro conjunto de operadores cercanos a ellos, evitando el homicidio de personas inocentes por una supuesta bomba implantada dentro de la misma.

Price tuvo que contárselo a Geevar para que no se sienta culpable la mayoría del tiempo, lográndolo así, pero Philip Graves seguía discutiendo sobre lo mismo una y otra vez contra ella, ignorando el hecho de que al menos no ocurrió la tragedia planeada, que era lo más primordial. O así debería considerarlo, como un 'logro', mas solo parecía concentrarse en odiarla por lo que hizo contra Ghost aún si ella ya negara incontables de veces desconocer la razón. Tal vez fue como un pequeño salpique que hizo molestarlo completamente con ella a largo plazo, surgiendo choques entre ellos.

Por otro lado aún seguía en pie la importancia de darle un entrenamiento militar básico a Geevar, poniendo a Ghost a su cargo como lo fue. Geevar no tuvo grandes problemas con él pues, nunca tocó el tema como lo hace Graves. Pero era muy tedioso para Ghost tener que lidiar contra su terrible novata al no poder dominar el equilibrio de una escopeta, peor, una escopeta liviana para cualquier persona, ignorando de nuevo la situación de que ambas condiciones físicas son muy diferentes entre ellos.

-Parece ser un buen tipo, supongo -le dice Geevar a Price a quien le está ayudando poniendo orden con el armamento, mientras le cuenta expresivamente la corta convivencia con Ghost.

Price sin girarse a ella le responde con cierto interés por su confesión -¿Buen tipo?.

Geevar asiente mientras apoya con cuidado la escopeta dentro de un armario -Se toma en serio que aprenda a ni siquiera pasarme un centímetro cuando apunto, pero a veces es algo grosero y brusco conmigo.

-Lo es con todo el mundo, no te preocupes por eso -dice cerrando con llave el candado que asegura las municiones. Al finalizar aquella sencilla tarea, ambos se sientan sobre unos bancos, pues han estado un buen rato ordenando el lugar, alrededor como dos horas, y el cansancio se le notaba en todo su esplendor a Price.

-¿Siempre ha sido así?

La pregunta despierta lo despierta un poco pero sin sobresaltarse, mira de reojo a Geevar por unos segundos antes de ponerlos frente a él de nuevo, habiendo silencio por un corto tiempo hasta que le respondió de forma cortante -siempre- acto seguido bajó su sombrero hasta cubrir su rostro, echándose hacia atrás para apoyar su cabeza contra la pared.

-¿Qué haces?

-Dormiré un rato.

-¿Y yo qué hago?

-Si tienes sueño vete a tu cama.

-No estoy cansada.

-Pero yo si -contestó rápidamente para hacerla callar, pero no funcionó.

-Puedes dormir en mi cama, yo no la voy a ocupar -susurró Geevar tratando de no molestarlo, pero no hubo respuesta por parte de él, pues Price se había quedado dormido al segundo. La muchacha retrocedió unos pasos para verlo, giró su cabeza hacia su cama y volvió a la de él.

...

Transcurrió tan solo cuatro horas de su siesta hasta que despertó sintiendo que una extensa tela un poco gruesa lo cubría por completo, asombrado abrió sus ojos enseguida topándose con una manta a su alrededor, con varias preguntas en su cabeza. Miró a su alrededor y Geevar no estaba en ningún rincón dentro, de nuevo su vista se dirigió hacia la puerta que da salida hacia afuera al campo de entrenamiento y dedujo una silueta femenina pequeña moviéndose hacia todos lados acompañada de varias voces riéndose, recociendo a Alejandro y Soap.

Estiró sus extremidades antes de levantarse y caminar hasta la puerta a asomarse. Ella y Alejandro estaban correteando mientras que Soap parecía estar tomando el tiempo con el cronómetro. Price decidió acercarse hacia ellos para saber de que se trataba todo eso. Y sin ninguna palabra pronunciada por su boca, ambos se detuvieron al percatarse de su presencia. Antes de que dijera algo, Alejandro se apresuró a responder.

-Estamos haciendo una comparación entre quien es más veloz. Esta chica es un correcaminos -jadeó cansado, parecía que estaban ya bastante tiempo corriendo. Price clavó sus ojos en ella, de pronto se le vino a la mente cuando despertó tapado, sospechando que pudo haber sido ella quien le puso la manta, pues ninguno de sus más cercanos amigos le haría eso.

Geevar por su parte, se comenzaba a sentir incómoda con la punzante mirada de él, moviendo sus pupilas a cualquier punto con tal de no verlo, pensó que le diría algo malo por haberlo puesto una frazada encima, no obstante nada eso ocurrió. Fue un alivio para ella cuando Price solo se limitó a preguntar por los demás. Alejandro le respondió que «habían ido a hacer algunas compras» ya que se les otorgó unos cortos días de descanso.

Siendo Alejandro quien aprovechó el tiempo para comunicarse con Geevar. Por su personalidad resultó ser más agradable para la joven y para él también. Sintiendo por primera vez algo no despreciable contra ella. El capitán Price tampoco se quedó atrás, aunque solo se haya dedicado a observar sus disque carreras. Todas las escenas fueron muy agradables para ellos.

Pero seguía con la gran duda sobre los casos ocurridos con el teniente Ghost y anteriormente Alejandro. Muchas preguntas invadían su mente sin poder llegar a una conclusión clara, teniendo en cuenta que ella posee ciertas habilidades y características ajenas a lo normal. Entonces decidió abrir una nueva investigación sobre lo que está pasando con su cuerpo, y sobre todo aquella droga que la que escuchó mencionar.

Llegada de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora