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[Temas sensibles/violencia]

Gee.

Desconozco el lugar donde estoy, pero es un ambiente frío, desolado y oscuro. Mis palmas están apoyadas sobre el caliente y húmedo suelo, y de este desprendía el agrio olor a sangre recién derramada. Sentí mi estómago removerse de lo terriblemente nauseabundo que era y lo expulsé por doquier. Era tan asqueroso que mi estómago seguía sensible y me obligaba a volver a vomitar aún cuando ya estaba vacío. Pero no era normal, parecía ser algo que a propósito cruel me lo estaba provocando hasta que el músculo de mi lengua me doliera de tan solo moverla y que mi pecho se queme interiormente por el ácido.
Caí al piso en un estado de debilidad horrible, mis mejillas sintieron el impacto contra la sangre salpicando mis ojos. Me dolía mucho respirar por donde sea, imaginé lo destrozada que estaba mi garganta.
No pudo empeorar más la sensación de ansiedad y angustia que sentí cuando los pasos de una persona se venían acercando hacia mi y yo sin poder siquiera girar mi cabeza del dolor.

Desee morir cuando de nuevo sentí que estaba aprovechándose de mi de la manera más repugnante por cómo metía sus manos donde nadie debió. Era él, el mismo que había asesinado cuando lo intentó hacer otra vez. Volví a sentirme de nuevo como aquella niña que alguna vez fui, siendo arrebatada de la felicidad que ese hombre se llevó en sus manos junto a mi inocencia y infancia de la que también jamás he tenido como todos aquellos niños.
Los enviaba, los envidiaba a muerte, por vivir sus vidas y sueños libremente.

Me susurraba palabras horribles llenas de suciedad mientras hacía su fechoría con mi cuerpo indefenso. Lloraba con sus manoseos, sus partes apoyadas sobre las mías, sus labios pegados contra mi piel.

"Es un sueño"

"Es un sueño"

"Es un sueño"

Pero lo estaba sintiendo como la primera vez. La vida pareció ponerme un espejo en frente donde me veía igual pero con menos años, devolviéndome aquel momento traumático. Deseaba morirme en ese momento y dejar atrás ese dolor. Pero cuando desperté volví a la realidad, a la habitación. Me levanté de un brusco movimiento sentándome y abrazando mis rodillas. Di el primer suspiro y mis lágrimas salieron con violencia y dolor de mis ojos, tanto que apreté mis dientes para ahogar los ruidos, pero internamente estaba gritando hasta desgarrar mis cuerdas vocales. Lloraba por lo que era, por lo que me había 'convertido' para los demás también.  Desee de nuevo morir, dejar este sufrimiento que me ata y apuñala constantemente sin piedad.

Escuché que alguien entró a pisadas silenciosas a la habitación y se sentó sobre el colchón, por su voz supe que se traba del capitán Price, pero no me voltee a mirarlo. Me hizo preguntas que hace tiempo no escuchaba, pero las de él fueron sinceras, mas no entendía el porqué de su interés, de modo que se lo cuestioné. Intentó abrazarme teniendo un rechazo de mi parte, sentí que si me tocaba se mancharía o que sentiría asco, y eso me hunde aun más en el abismo de la tristeza. Sin embargo él quería hacerlo de verdad brindándome sus brazos abiertos.
No me resistí, acepté aquel cálido gesto, dejándome caer sobre su pecho y llorar en este, mojándolo con mis calientes lágrimas.

Sus brazos me atrajeron contra su cuerpo permitiéndome sentir los latidos fuertes de su corazón palpitando en mi oído. Hemos estado así por lo menos unos minutos hasta que mi sollozo se calmara, sin embargo él aún no me soltó para dejarme ir. Su calor era muy consolador, me consolaba más que algunas frases. Quizás porque cualquier puede abrir la boca y soltar frases aprendidas, pero no creo que todos tengan el sincero gesto de alentar.

Llegada de lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora