42. Miami: Fin de año

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Capítulo 42
Miami: Fin de año



—Este es el plan.—todos, en la habitación de Borja, Jopa y Paconi escuchamos a el Youtuber.—Primero, comprar alcohol, después comprar ropa y por último, las uvas y el drinking.

Planazo.

—Perfecto.—bosteza Krufy. El hijo de la señora Bou se parece bastante a su madre, es organizador y bastante activo.

De tal palo, tal astilla.

Me visto con lo primero que pillo por la maleta. Pensé en comprar algo de ropa en Los Ángeles, pero después de ver los precios del café se me quitaron las ganas.

Una no es millonaria.

Eso hace que ahora mismo limpio tenga la ropa interior que llevo puesta, un top extra y unos vaqueros cortos que empiezan a quedarme grandes. Tengo que comer más, esta vuelta al mundo va a dejarme en los huesos.

—¿Quieres colonia?—me pregunta Adri, sacando una muestra de su neceser.

Por la cara.

—¿La has robado?—no veo al editor como el típico que se echa perfume.

—No.—niega con la cabeza.—Es que Paconi me trajo un par del día que estuve malo.

—Vanila sex.—bromea Plex. No estoy muy segura de la referencia, pero creo que fue ocurrencia de Paconi en su momento más experimenta.

Me encanta compartir cuarto con ellos. Más allá de lo que se pueda pensar, los tres nos llevamos genial.

Terminamos de vestirnos entre bromas. Estamos en Miami, así qué el rollo chandal de los chicos encaja perfectamente.

—¿Bajamos?—pregunto cogiendo la tarjeta del hotel. Todo puede ser que se nos olvide y nos quedemos encerrados fuera.

Pese al calor que hace, se nota el ambiente festivo. Ya hemos acordado hacer videollamada con nuestras familias, así que va a ser una noche vieja divertida. Tengo emoción por el momento.

También es el saber que vamos a salir de fiesta, que hace mucho que no le damos al alcohol. Incluso Plex va a unirse, y también van a estrenarse Archie y Krufy.

Pinta una noche interesante.

—¿Oye el coche no estaba aquí?—pregunta Jopa mirando el hueco vacío.

Se viene palmazo.

Ya lo estoy oliendo.

—Ostia.—Archie señal uno de los coches de la acera de enfrente, una grúa se lo está llevando.

—¿Quién dijo que se podía aparcar aquí?—Paconi esta parado enfrente de una señal, en la que claramente se lee que está prohibido aparcar.

Ah, lo sabía yo. Seguro que fue Borja.

—Felipe.—responde Dani, con los brazos en jarra. Parece una Karen indignada.

—Bueno, y ¿ahora que carajos hacemos?—los chicos me miran. Yo no tengo la solución así que más les vale empezar a buscarla.

A la mierda el plan. Si es que yo no sé para que nos molestamos en organizarnos.

Media hora más tarde, montados en un taxi, llegamos al depósito. Hay más cola que en un concierto de Taylor Swift, parece que no hemos sido los únicos pringados.

—Más tontos como nosotros.—comenta Borja con una sonrisa. Dani le mete un codazo disimulado.

—Bro, que aquí la gente habla español. No nos metas en líos.—la gente que esta en la sala de espera da bastante mal rollo.

Ochenta días | yosoyPlex y adridobylusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora