Ochenta días | yosoyPlex y adridobylus

52. Machú pero sin Pichú

Capítulo 52
Machú pero sin Pichú

La verdad es que los últimos vídeos lo están petando. Eso es lo que me saca de la cama en la mañana de hoy.

Y Adri cagandose.

Romántico ¿verdad?

—Tú eres consciente de que eso no cae a ningún lado, ¿verdad?—le recuerda Dani, que es el que ha custodiado el rollo de papel higiénico esta noche.

—¿A qué te refieres?— yo prefiero no escuchar la explicación obvia de a donde va la caca. Es que no quiero tener pensamientos de mis amigos cagando.

Ni de Adri cagando, la verdad.

Iugh.

Nos aseguramos de recoger bien las cosas y no dejarnos nada, antes de salir a la cabaña que hace de comedor.

Borja está ya ahí. Ni el miedo a las alturas le ha impedido levantarse a desayunar.

Tiene sus prioridades claras, desde luego.

—¿Has hablado con Lili?—me pregunta Plex cuando con los arneses entramos en el comedor. Si se le puede llamar así.

Me distraigo un rato con las vistas antes de contestar. Desde la pared rocosa en la que estamos anclados, tenemos ante nosotros todo el valle. Verde y lleno de vida.

Se ve hasta el tren pasar, el que vamos a coger para llegar a nuestro siguiente destino. Una de las maravillas del mundo.

—No demasiado, ¿por?—contesto finalmente.

—No queda mucho para tenerla de vuelta.—confiesa.

¿Qué? Lili de vuelta, por fin. Mi compañera de sufrimiento masculino.

¿Si Borja y Jopa son el dúo sacapuntas nosotras podemos ser el dúo bolígrafo?

—Genial.—de verdad que esto me acaba de hacer el día.

—¿De qué habláis?—pregunta Adri, apareciendo por detrás.

Plex me hace un gesto de silencio con los dedos. Es sorpresa por lo que veo.

—Cosas nuestras.—el asiente dudoso a mis palabras y se acerca a la mesa donde el desayuno ya está servido.

Jopa mira con cara rara la verdura que hay en su plato. No está acostumbrado a comer cosas verdes.

—Lo que no me queda claro.—empieza Borja. Verás lo que dice ahora, menos mal que ya se ha tomado su café por lo que por muy burrada que sea va a ser dentro del límite de la cordura.—Es cómo vamos a bajar de aquí.

Se me escapa una risa y Adri se atraganta con la manzana.

Ali al rescate.

Le doy un par de palmadas fuertes en la espalda hasta que vuelve a respirar con normalidad.

—Gracias.—masculla aún sin voz.

—¿Por qué os reís?—Jopa ya está empezando a rayarse, se huele la tragedia.

Ah, que divertido va a ser esto.