Capitulo trece: La resurrección de las mariposas.

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El vacío de la carretera los acompañaba junto al agradable sonido de la brisa soplando en dirección opuesta, la ventizca acariciaba sus pieles al colarse por las rendijas de sus abrigos, pero el estar juntos los hacía sentir en el más cálido y hóspito de los hogares.

Pese a que era de noche, los copos de nueve descendían lentamente de la oscura inmensidad, como minúsculos bastones de algodón que aterrizaban sobre el asfalto y mantenían el clima gélido y blanco.

Con sus cuerpos vibrando por el andar de la motocicleta, se adentraron al bosquejo silencioso y arbolado por pinos y robles que también vestían de hielo gracias al invierno. Apenas aparcaron a los piés de un inusual y hermoso árbol de Teneré, se echaron a andar hacia adelante con la sonata de los grillos y búhos guíando su camino de manera armoniosa, las luciérnagas también iluminaban su trayecto.

Se detuvieron frente al principio de un infalible fin. Sintiendo la adrenalina de volver a ser unos aventureros enamorados como en su adolescencia, ambos se sentaron en la orilla de aquel precipicio, con sus piernas agitándose en el aire y hacia la mismísima nada.

Eliot descolgó a Valeria de su espalda y, con una sonrisa bobalicona al sentirse tan pleno, comenzó a deslizar los dedos por las cuerdas de la guitarra con los melifluos suspiros de su risueña y pecosa amada creando la más intensa de las melodías.

El castaño entreabrió los labios y comenzó a cantar una de las tantas letras que había compuesto en confidencia a su eterna e inigualable musa, y que ahora sentía sus partituras más mágicas por tenerla así. Feliz. Suya.

—When I pushed you away, with you you took my desire to fall in love again.

There were insane things in me, I know.

La musa posó su cabeza sobre el hombro del artista al que inspiraba con su sola existencia. Ambos perdidos en el bosquejo que se cernía frente a ellos, sus latidos fusionándose con el sonido melódico que destilaban las cuerdas de Valeria.

—Looking for the windows to your soul in other people's looks, I got lost.

I could never get that essence in another body, your charisma in another laugh or your magic in a different skin.

Los dos recopilaron en sus mentes sus primeras vivencias, desde que Eliot persiguió a Mia hasta el panteón con prospecto de guardaespaldas, hasta donde la pelirroja se subió a un autobús que la llevaría a millas de lejanía de aquel chico en bicicleta que la vio partir. Y estuvieron agradecidos con la fortuna sentimental que les otorgó el destino, permitiéndoles continuar juntos, escribiendo el resto de los capítulos que le faltaban a su historia de dos. Bueno, tres, porque Vincent nunca dejó de formar parte de su vínculo.

—Looking for you in other people, I got lost. What did you do? How could you?

I was no longer obsessed, you had bewitched me and in an almost eternal and silent decline I tortured myself with negative thoughts, because because of my obsession you had left.

En la ciudad, a muchísimos kilometros de donde Mia y Eliot se encontraban, había comenzado el conteo regresivo para despedir al año viejo y recibir al siguiente. Pero ellos estaban más conformes en la soledad de aquella conserva natural, iluminados bajo la luz de la luna y luciérnagas.

—I managed to heal, keeping in mind your kisses, your memories and your sex as an impulse; I came back, and although it seemed late, you cheated the hands of the clock and danced with me on them, sending time to hell.

Honey, I regret the past. I didn't mean to kill your feelings. I finally got your love back, my life!! That was how I finally found myself.

Al fallecimiento de un par de segundos, diversos colores adornaron el cielo en compañía de las constelaciones. Los fuegos artificiales avisaron a los prófugos de la civilización que el año nuevo había llegado.

Ambos nos equivocamos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora