El día de hoy se encuentran los sombreros de paja viajando a su próxima isla donde seguramente pelearán con un Marin malvado que aterroriza la pobre isla donde un niño le ofreció comida a Luffy. Y después de derrotar al malvado Marin, esta pequeña isla organiza una gran fiesta para sus salvadores. Sanji se encuentra coqueteando con una chica isleña totalmente despampanante, sin preocuparse de que su novio lo esté observando, hasta que Usopp le lleva más sake a Zoro; este pierde de vista a Sanji mientras cuida al pequeño y tierno reno, porque tenía sueño y no quería dormir en otro lugar que no sea en el regazo del honorable espadachín. Zoro toma la decisión de que ya es mucho para el pequeño reno dormir en su regazo, así que lo llevará a la hacienda que comparte con su pareja y dejarlo dormir entre ambos.
Después de darse una mini perdida, llega al hotel donde les están dejando quedarse gratis por su gran desempeño en batalla. Cuando por fin llega a la hacienda que comparte con Sanji, siente que algo anda mal, ya que siente que Sanji no se encuentra solo en la habitación, puesto que este entreabre la puerta mientras acuna más cerca de su cuerpo al pequeño Chopper, desenvaina a Wado para estar listo por si alguien agrede a su cocinero. Y lo que mira desde la esquina antes de entrar a la habitación es la ropa esparcida de Sanji junto a la tierna ropa de una chica. Sin dejar de preocuparse, se acerca al umbral de la puerta; ahí encuentra al cocinero entregándose a alguien, a una chica despampanante de largo cabello rojo, con grandes pechos, cintura esbelta y piel canela tan llamativa. Zoro no tuvo tiempo de decir ni hacer nada más que apretar a Chopper más cerca de su pecho y de igual manera a su querida espada cuando escucha hablar al rubio.
— Nunca había tenido la oportunidad de estar con alguien tan hermosa, tan adentro como por fuera —. Es todo lo que dice el cocinero mientras Zoro siente que algo se retuerce dentro de él que le impide ir donde se encuentra el infiel y darle una buena paliza, hasta que escucha hablar a la chica.
— Pensé que tú y el espadachín eran novios o algo parecido —. Dice la chica sin dejar de moverse mientras sigue montando al rubio.
— ¡YO ANDAR CON ESE MISERABLE PEDAZO DE MUSGO ANDANTE, POR FAVOR PRINCESA QUIÉN SOPORTARÍA SER PAREJA DE UN SER TAN ASQUEROSO! —. Eso fue lo último que esperaba escuchar del ser que tanto amaba y más sumando la cara de asco que denotaba Sanji.
Con esto, Zoro sale de la habitación que comparte con su "novio" y se dirige a la siguiente donde se encuentran sus nakamas, solo que no sabía con quién se encontraría. Toca la puerta levemente un par de veces.
— Zoro, te cobraré diez mil berries por levantarnos —. Es lo que dice Nami antes de ver a Chopper y su espada, que sigue en su mano. Todo lo que mira es el rostro de Zoro totalmente distorsionado por la sorpresa que acaba de pasar.
— Zoro, ¿te encuentras bien? ¿Me puedes dar a Chopper, por favor, antes de que se despierte? —. Es todo lo que dice Nami antes de tomar al pequeño reno que nunca se despertó, se lo entrega a la arqueóloga y esta lo coloca rápidamente en su cama y regresa a la pequeña sala que conforma parte de su habitación. Donde Nami obliga a Zoro a dejar su espada y a sentarse.
— Ahora Zoro, dinos qué está ocurriendo. ¿Por qué no estás en tu habitación? ¿Quieres que llame a Sanji? —. Es lo que dice Nami mientras toma las manos de Zoro y estas tienen un ligero sentido de estar temblando, algo que preocupa más a la hermosa navegante, ya que Zoro ha visto al espadachín en un estado similar solo cuando se batió a duelo con Mihawk y perdió.
— Está ocupado en la habitación, no lo molestes, bruja, déjame dormir con ustedes aunque sea en la sala —. Nami se dio cuenta de que aunque Zoro tratara de tranquilizara no podía funcionar.
— A mí no me importa si Zoro duerme con nosotras en la habitación, podemos juntar las camas y sería como si tuviéramos un guardia personal listo para el ataque, ¿te molesta Nami? —. Dice Robin mientras le da la indicación a la navegante, y esta es tan lista como hermosa que la capta enseguida mientras observa a Zoro cada vez más preocupada.
— Ve a limpiarte Zoro para que duermas con nosotras ahora —. Es todo lo que dice Nami mientras envía a su amigo a que se asee y así se relaje y pueda dormir de manera tranquila.
— Estoy preocupada por Zoro, Robin. ¿Qué habrá pasado? —. Es algo que menciona la pelirroja.
— No lo sé y voy a averiguarlo —. Es todo lo que dice la usuaria de la fruta del diablo, para después aparecer unas manos en la habitación de Zoro y unos ojos para tener toda la información que pueda reunir, pero encuentra más de lo que esperaba: un cocinero acaramelado y desnudo con otra chica mientras le recita palabras de amor. Con esto, Robin las hace desaparecer y comienza a contarle lo que vio a Nami y también de detenerla para que no fuera a golpear a su compañero de tripulación.
Zoro vuelve con las chicas y estas lo llevan a su habitación donde le dicen que junte las camas y lo hacen dormir en medio para que Chopper pueda abrazarlo junto con ellas y así poder reconfortarlo, ya que saben que ellas espiaron a su novio para ver qué afectó tanto al espadachín.
A la mañana siguiente, Zoro parecía que se encontraba mejor y habló con las chicas de cómo se sentía y que al parecer él fue el único idiota que pensó que tenía algo.
Cuando por fin llegó la hora del desayuno y Sanji les sirvió el desayuno a todos y por fin tocaba entregárselo a Zoro, este se agachó para ponerlo en la mesa y de paso darle un beso en la mejilla a Zoro. Éste se escapó volteando su cara e ignorando la cara de molestia de Sanji y se dispuso a comer. Esto se prolongó por semanas después de dejar esa isla y esto ya era algo molesto para el rubio, así que fue a pedirle consejo a las chicas por si su novio lo dejó de amar y cómo era eso posible. Ante esto, Nami le da la respuesta clara y corta.
— Pues si te encuentras con otra en su habitación y más lo niegas, es obvio que te va a evitar —. Es todo lo que dice Nami mientras Robin asiente con la cabeza y ninguna mira la cara del cocinero, donde se denota que éste perdió el color y se queda congelado, para después de que esas palabras siguieran reproduciéndose una y otra vez.
— Él me miró —. Es todo lo que dice antes de correr al nido de cuervos.
— ¡Zoro, lo siento! —. Es lo que dice el rubio al peliverde que levanta pesas como parte de su entrenamiento, solo para dejarlas caer abruptamente.
— No tienes por qué disculparte, no es como si fuéramos novios —. Es todo lo que dice el espadachín sin mirar la cara de su ahora exnovio.
Con esto, Sanji baja corriendo del nido de cuervos solo para esconderse en su habitación.
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Hasta aquí los dejo si quieren más y les gusta me pueden dar su opinión, que tenía muchas ganas de escribir algo así.Así que tengan un buen día