Al día siguiente, en ese apartamento no había quién se despertara hasta pasadas las doce del mediodía.
Lo sé porque fui el primero en despertarme.
No tenía apenas resaca ya que, no solo bebí poco anoche, sino que también bebi un poco de agua antes de dormirme. Lo que sí estaba era muerto de sueño, ya que no pude dormir bien por dos motivos: Evelyn estaba muy borracha durmiendo en mi habitación y me enganché a ver capítulos de Anatomía de Grey hasta bien entrada la madrugada.
Aunque solo me dormí cuando me di cuenta de que Evelyn no se iba a despertar para vomitar o algo por el estilo. Pero entre lo incómodo que era dormir en el sofá y los rayos de sol que entraban por alguna que otra ventana, solo dormía en intervalos de una hora, despertándome por el dolor de espalda antes de seguir durmiendo.
A mediodía asumí que no dormiría nada hasta que mi cuerpo no tocara una cama, así que recogí la manta con la que me había tapado en el sofá, recogí cualquier rastro que quedara en el comedor de la noche anterior y apagué el televisor.
Sabía que, cuando Evelyn se despertara, iba a necesitar bastante café y agua por la resaca que iba a sufrir después de todo lo que bebió ayer. Y tampoco iba a ir a despertarla, se veía que necesitaba dormir todo lo que pudiera y más, por lo que no dudé en coger su teléfono y buscar el contacto de Laura, la jefa de Evelyn, para poder apuntármelo en el mío y llamarla.
Contestó al segundo tono.
—Hola, ¿hablo con Laura? —preguntó Axel en cuanto se descolgó la llamada.
—Sí, ¿quién eres? —me preguntó.
—Hola, soy Axel, el chico con el que tuvo Evelyn una cita anoche...
—¿¡El guapo acosador!?
No quiero ni preguntar por qué me ha llamado así, aunque en lo de "acosador" tampoco había fallado tanto.
—Sí, ese... Verás, te iba a preguntar, ¿puede Evelyn cogerse hoy el día libre? Es que ayer bebió más de la cuenta y...
—¿No se ha despertado todavía? —me preguntó extrañada.
—No, aún no se ha despertado...
—A saber qué hicisteis anoche, pillín...
Vale, ahora sí que podía decir que estaba empezando a ponerme muy incómodo.
—Eh... Los detalles mejor que te los cuente ella, no quiero pecar de confiado. ¿En cuanto a lo de su día libre? —ella no tardó en aceptar al otro lado del teléfono— Vale, muchas gracias, el lunes estará en la cafetería sin falta. Pero no le diga que se lo he pedido yo, ¿vale? Es que puede enfadarse o algo...
—No le diré nada, tampoco quiero morir si se entera de que te he hecho caso —reía por teléfono—. Si te pregunta, es todo cosa mía al ver que no me daba señales de vida esta mañana. Y gracias por decirme que está durmiendo, eso me hace bastante feliz.
—Gracias, Laura, gracias. Venga, nos vemos...
Corté la llamada enseguida, para después comprobar si ya se había hecho el café. No había salido ni una sola gota de café.
No estaba acostumbrado a desayunar café por las mañanas, soy más de beberme un zumo de naranja recién exprimido junto con alguna tostada después de hacer ejercicio, pero entre despertarme tarde y que Evelyn estuviera durmiendo en mi habitación, decidí saltarme la rutina por hoy.
Y, dado que quedaban dos horas para la hora de comer, tampoco iba a preparar las tostadas que siempre tomaba para desayunar. Lo que sí hice fue pedir comida en mi restaurante favorito para que la trajeran a casa a eso de las tres de la tarde.
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Un amor por casualidad
RomanceÉl es la persona más despreocupada del mundo. Ella la que tiene demasiadas responsabilidades. ¿Qué pasaría si te dijeran que a veces las personas más diferentes entre sí también son las más compatibles entre ellas? Como hasta el más estúpido de los...