Evelyn

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Laura, Amelie y Paula estaban sentadas en el suelo del salón en círculo en absoluto silencio, rodeando el predictor de embarazo a la espera del resultado, mientras me comía el helado medio derretido que le había sobrado a Laura y las miraba como si la situación realmente no fuera conmigo. Como si no hubiera meado en aquel predictor pocos minutos antes y no estuviera a la espera de saber si estaba embarazada o no.

—¿¡Cuándo mierda se va a poner esto azul o rosa!? —gritó Laura, sin poder soportar más la angustia de saber el resultado.

—Este es de los que aparecen las dos rayas para el positivo, Laura.

—¡Same thing! —exclamó Laura— Quiero saber si voy a ser tía.

—Oye, no tiene por qué dar positivo —dijo Paula, quien parecía ser la segunda persona más tranquila de las presentes después de mí—. Ya le ha venido la regla este mes, es más probable que a Niebla le salgan alas y vuele por la ventana que el hecho de que Evelyn esté embarazada.

—En realidad, hay un estudio que dice que las mujeres pueden experimentar un sangrado similar al del periodo en los primeros meses de embarazo —les explicó Amelie, a lo que Laura y Paula arquearon una ceja—. Me lo explicó Axel cuando estudiaba medicina, cuando le dio por la ginecología antes de pediatría.

Sin embargo, antes de que se desatara el caos, intervine siendo completamente indiferente al estado de mis amigas.

—Creo que Niebla ya lleva un par de semanas queriéndome decir que estoy embarazada —solté tan tranquila, llamando la atención de las tres chicas del suelo, mientras seguía comiendo helado y acariciando a Niebla.

La cual, se había acurrucado en mi vientre y seguía acariciándolo con su hocico como había estado haciendo en el baño.

—¿¡Por qué no estás flipando!? —se exaltó Laura— ¡Puede estar creciendo un mini Axel dentro de ti y, en nueve meses, lo vas a traer al mundo!

—Si mis cálculos son correctos, y fuera un embarazo de nueve meses exactos, lo traería al mundo en unos siete meses, dos semanas y dos días.

—¡No es el momento! —exclamaron Laura y Amelie flipando por mi tranquilidad.

Pero los gritos de mi mejor amiga y mi "cuñada" enseguida pasaron a segundo plano e interrumpidos de golpe.

—Ha salido positivo —dijo Paula, quien sostenía el predictor con dos rayas rojas en la mano, a lo que las tres miramos en su dirección.

Mis amigas al borde del desmayo y yo comiendo helado como si no acabaran de decirme que voy a ser madre.

—Hay que joderse —susurró Laura, cogiendo el predictor y comprobándolo ella misma—... Hay que joderse...

—Ya verás cuándo se entere la abuela, va a montar una fiesta por su primer bisnieto —dijo Amelie, mirando de reojo el predictor.

—No sé si lo esperabas o lo habíais planeado, pero enhorabuena —dijo Paula, a lo que sonreí mientras seguía con su helado.

—Qué chica más lista eres, Niebla —le dije a mi perra, sin terminar de reaccionar al hecho de que se había confirmado que estaba embarazada de un hijo de Axel—. Papá y mamá te van a dar un hermanito...

—¡Hay que joderse! —terminó estallando Laura, a lo que las demás la miramos extrañadas— ¡Tú vas a tener un hijo! ¿¡Por qué no reaccionas, Evelyn!?

—Pues porque...

—¡Bien se lo tienes que decir a Axel! —exclamó Laura, a lo que palidecí por unos segundos. No había caído en ese detalle— ¡Es el padre de tu hijo, no te has embarazado por el Espíritu Santo, precisamente!

Un amor por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora