37- EL LLAMADO A CASA

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Esa mañana fue realmente incómoda, durante el desayuno ninguna de las dos habló. Lily ni siquiera pudo probar bocado y Haewon se limitaba a ver su comida. La noche anterior la australiana no se marchó hasta que el local cerró. Ni siquiera supo como volvió al hotel, solo recuerda que al despertar la castaña estaba durmiendo en el sofá

Dejó su taza de café en la mesa y la miró. Su rostro era indescifrable, como si hubiese creado un muro entre ellas. Te lo mereces por idiota. Se recriminó así misma, revolviéndose en su asiento, ideando un modo de romper el hielo.

-¿Está bueno el desayuno?

-Bastante.

Ok, esa pregunta fue idiota Lily, piensa algo mejor.

-¿Qué tal la pasaste anoche?- Haewon arqueó una ceja y soltó los cubiertos con brusquedad. Muy bien Morrow, se avecina guerra. Tragó en seco. Ya conocía ese cambio de miradas.

-¿Hablas de cuando nos ignoramos toda la noche o ese momento en el que me dejaste de lado por Yunjin... otra vez? ¡Ah ya sé, quizás cuando cada una volvió por su cuenta y de paso tuve que pedir una llave en recepción para poder entrar!- ironizó todo, intentando mantener la calma.

Confirmado, soy una imbécil. Se maldijo por hacer esas preguntas. Su idea de dialogar no estaba funcionando. La castaña estaba a la defensiva y de ese modo nada de lo que dijera iba a ser mejor.

-¿Por qué no dormiste en la cama anoche?- Preguntó finalmente. Eso sí le interesaba.

Haewon dio un sorbo a su leche y se encogió de hombros sin darle mucha importancia

-Estabas del asco, pensé que tu la necesitabas más que yo

-¿Y por qué no dormiste allí también?

-Porque no quiero estar cerca de ti para que después lo desmientas- Eso lo dijo con una pisca de resentimiento. Lo cierto era que le había dolido la actitud de la australiana esa noche, incluso tuvo la esperanza de que fuera tras ella cuando la vio marchándose con Suga. Quería que los detuviera, quería que actuara similar a cuando los vio conversar. Pero eso no ocurrió y era lo que más le enojada.

Lily asintió en silencio, dándose por vencida. Dio otro sorbo a su café y escuchó su móvil sonar. Ambas giraron hacía la cama, donde estaba su cartera y su abrigo de la noche.

Haewon resopló y clavó el cuchillo de mesa en su última porción de salmón, con indignación

-Es genial, desconozco las actividad la laboral de una asistente pero Yunjin es una muy servicial ¿No?- Soltó con sarcasmo desviando la cara.

Lily ignoró el comentario y caminó hacia la cama. Sus labios formaron una amplia sonrisa al ver la pantalla y Haewon se mordió la lengua al ver esa expresión de la rubia. Sus ojos brillaban y podía notarse su felicidad. Sintió una punzada en el pecho ¿Tan feliz se sentía al saber de ella?

La rubia no espero más y desbloqueó la llamada bajo la atenta mirada felina, quien agudizó el oído para no perderse la conversación

-¿¡Por Dios Lily Jin Park Morrow, tienes dos días en Sídney y ni siquiera te has dignado a mandarme un mensaje!?

-También es un gusto oírte, mamá.

Haewon amplió los ojos ¿Mamá?. Sus instintos de posesión se alivianaron, permitiéndose respirar nuevamente.

-¡Jin Park, tengo 7 años sin saber de ti, lo primero que debiste hacer al pisar Australia es avisarme! Si no es por Danielle..

-Mamá por favor no exageres, voy en navidad.

Me enamoré de mi gata > HaeLyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora