Capítulo 26

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La exposición de arte de Paul Thin tiene lugar en una pequeña galería cerca de Barcelona. El chico invitó a sus amigos más cercanos: Álvaro, Martin, Juanjo, Ruslana, Omar y Chiara.

Esta última, como era de esperar, llevó a la reportera con ella. Y como Violeta había quedado esa noche con sus amigas, Denna y Bea también fueron invitadas al evento.

Denna refunfuñó a medias ante la invitación, pero más tarde se alegró de haber asistido.

Especialmente cuando se sienta con Bea en un rincón y observa cómo su amiga se desliza por el lugar con la mano en la cintura de Chiara. 

Violeta ayudaba a Paul a vender sus obras, por la única razón de ser amigo de su pelinegra.

—Es tan buena en esto de convencer a la gente —se maravilla Bea—. Es increíble cómo alguien que es tan inteligente y perspicaz en el ámbito profesional es una completa idiota cuando se trata de su vida personal.

—Hola —llega una voz que suena ofendida desde atrás. Se giran para encontrar a Ruslana de pie, con aspecto molesto—. ¿Qué coño decís de Chiara?

Denna y Bea intercambian miradas incómodas antes de que la rubia tome la iniciativa con un suave:

—Estábamos hablando de Violeta.

—Oh —la ucraniana se muestra al instante contrariada—. Lo siento, sólo asumí... —Hace un gesto hacia las chicas, que están de pie agarradas de la mano mientras admiran uno de los cuadros de Paul—. Entonces, ¿entiendo que también pensáis que este 'acuerdo' es una locura?

—Le dije a Vio que lo rompiera antes de que alguien saliera herido —dice Denna—. Al parecer, ella escuchó 'deberías irte a vivir con Chiara'.

—Sí, he perdido la cuenta del número de veces que le he dicho a mi amiga que es una mala idea —se queja Ruslana, malhumorada pero con un toque de gratitud por poder compadecerse por fin—. Incluso he intentado hablar con Violeta, pero no consigo nada porque sólo insiste en hablarme del culo de Chiara.

Con la mirada perdida en el tema en cuestión, Bea responde:

—Bueno, tiene un culo bonito.—Tardíamente, recuerda con quién está hablando y que quizás la ucraniana está harta de oír hablar del culo de su amiga. En un intento de cambiar de tema, exclama—. ¿Qué está haciendo Violeta?

Mientras Chiara está enfrascada en una conversación con Paul, la reportera se queda a un lado, sosteniendo un pequeño plato de tacos y arrancando hojas verdes de uno.

Al ver esto, Ruslana gruñe con incredulidad.

—A mi me están grabando.—Cuando las otras dos chicas la miran en busca de una explicación, deja escapar un largo y cansado suspiro.—A Chiara no le gusta el cilantro.

—Será coña, ¿no? —jadea Denna.

Tras un rato, la pelirroja le da el mini taco sin cilantro a la inglesa, que lo acepta con una sonrisa bobalicona y le besa la mejilla en señal de agradecimiento.

Bea hace una mueca ante eso.

—Parecen un matrimonio.

—Oh, Dios, es peor de lo que pensaba —murmura Denna.

—Eso es lo que he estado diciendo —responde Rus, con frustración impregnada en cada sílaba—. ¿Cómo es que estas dos idiotas no ven lo que está pasando? He intentado de todo con Chiara. ¿No podéis hacerlo con Violeta?

—Eeeee, verás, Vio no se toma nada bien las conversaciones así. Una vez intenté decirle que su ex novia es una auténtica psicópata, porque lo es —dice la rubia, con Bea asintiendo fervientemente a su lado—. ¡No me habló durante un mes y yo soy su directora financiera! No voy a volver a pasar por eso.

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