Capítulo 11

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—Martin está haciendo muchas preguntas sobre ti.

Violeta levanta la vista de su escritorio y ve a Juanjo de pie en la puerta de su despacho. Se aleja de la pantalla del ordenador y se echa hacia atrás en su asiento, apoyando los codos en el reposabrazos de su silla mientras junta las manos ante ella. —¿Ah sí?

—Sí. 

—¿Qué ha preguntado?

—Si eres agradable. Si me gusta trabajar para ti. Si es fácil hablar contigo. Si eres amable y considerada. Respondí a todo de forma afirmativa. También quiso saber tu historia romántica. Le dije que no estaba muy familiarizado. Pero sí le conté la vez que Julia se presentó para llevarte a comer y tú volviste ebria y te fuiste a llorar a tu despacho. 

Violeta quiere encontrar un agujero para arrastrarse y morir. 

—¿Lo sabías? 

—Sí. 

Violeta se aclara la garganta y aleja inútilmente un bolígrafo de su escritorio del borde.

—¿Todos los que están aquí lo saben? 

—Creo que no. No se lo he mencionado a nadie más. Nunca tuve la intención de hacerlo. Pero Martin, él... —Juanjo parece avergonzado, pero aún así se alegra de la idea—. Él tiene una manera. Así que... Lamento profundamente mi despiste. 

Violeta asiente. No le agrada la idea de que alguien sepa de ese incidente en particular, pero francamente, esa no había sido ni siquiera una de sus diez peores peleas. Sólo fue la que ocurrió durante las horas de trabajo. Ni siquiera rompieron hasta tres meses después. En retrospectiva, es notable que hayan llegado a un año.

—¿Te dijo Martin por qué está haciendo todas estas preguntas?

—Dice que conoces a su amiga, Chiara Oliver. Creo que anteriormente me preguntaste por ella.

—Lo hice. ¿Dijo algo más sobre ella?

—No lo hizo. —Juanjo parece desconcertado—. ¿Por qué sigues preguntando por Chiara?

Ella no lo planea, pero sale de todos modos. —Estamos durmiendo juntas. Chiara y yo, claro.

Ah —dice Juanjo, con cara de asombro.

Por fin se le ocurre a Violeta que tal vez hay algunas cosas que un jefe no debe compartir con un subordinado. Uy.

—Lo siento, olvida que he dicho eso. Ha sido inapropiado.

—No me importa —le asegura Juanjo—. Pero me temo que no tengo mucha información. Lo que sé es que Martin considera a Chiara una verdadera amiga. Leal y cariñosa. Pero Chiara, ella es, bueno... 

La preocupación grabada en el rostro de Juanjo hace que el corazón de Violeta se paralice de preocupación.

—¿Qué pasa?

De mala gana, Juanjo dice—Chiara está enredada románticamente con una chica en el extranjero. Una novia seria. Lo siento, Violeta.

El alivio inunda el sistema de Violeta.—No pasa nada. Ya lo sabía. Chiara y yo tenemos un acuerdo.

—Oh —Vuelve a aparecer la mirada de desconcierto.

—¿No lo apruebas?

—No es eso. Yo mismo no soy ajeno a estos acuerdos - antes de Martin, es decir. Simplemente estoy sorprendido.

—¿Porque Chiara no parece del tipo?

Juanjo la mira con extrañeza.

—No conozco bien a Chiara. Pero no me pareció que tú fueras del tipo. 

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