Capítulo 29

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—¿Nicole?

Nicole Wallace sonríe, mostrando todos sus perfectos y blancos dientes, exudando encanto y calidez. 

—¡Hola, Violeta! Es un placer conocerte por fin, ¡que guapa eres! —Luego se adelanta y la abraza. Como si fueran amigas. Como si ella no fuera la última persona en el mundo que la reportera quisiera ver. Violeta se queda rígida, esperando a que el momento termine. Lo hace rápidamente, porque la rubia mira más allá de su hombro hacia la sala de estar, donde Chiara está sentada congelada con incredulidad—. ¡Chiara!

Finalmente, la inglesa reacciona. Se pone en pie, y camina confusa hacia su novia. La rubia rodea a Violeta y se acerca a Chiara a toda velocidad, encontrándose ambas en el centro del salón. 

Nicole la levanta y la hace girar mientras la pelinegra se ríe.

Violeta se siente realmente mal. Mareada, con náuseas, sin aliento. Se pregunta qué enfermedad contraerá si busca esos síntomas, además de un corazón roto.

La rubia deja a la inglesa en el suelo. Luego, para horror de Violeta, se inclina para besar a su novia. Pero con una risa cohibida, Chiara la atrae hacia otro abrazo. Cuando esta vez se retira, le besa la mejilla en señal de compromiso.

—¡No puedo creerlo! Nikky, ¿qué estás haciendo aquí?

—He vuelto, cariño —Nicole sonríe orgullosa, esperando los elogios—. Para siempre. Ya estoy aquí.

Chiara se tambalea un poco ante esta revelación mientras tartamudea:

—P... pero tu trabajo.

—Lo dejé —responde la chica con despreocupación—. Me llamaron para una reunión y me pidieron que me quedara un año más. Así que renuncié en el acto.

La sonrisa de Chiara se desvanece por completo, sustituida por la incredulidad.

—¿Qué?

Nicole extiende la mano, apoyando las dos en los hombros de Chiara.

—Gordi, te hice una promesa. No iba a quedarme allí más de dos meses, pero me dijeron que me querían allí un año más. Así que renuncié.

—Uh, wow, está bien. Pero... —dice Chiara débilmente—. ¿Por qué no hablaste conmigo primero?

Nicole sonríe ampliamente, totalmente satisfecha de sí mismo.

—Bueno, quería sorprenderte. No sabes lo que me ha costado sacarle la dirección de Violeta a Martin.

—Emm... —Suavemente, Chiara acaricia una de las manos que la rubia tiene apoyada en su hombro—.Este no es realmente un buen momento.

La preocupación nubla la expresión de la recién llegada y se aparta.

—¿Qué pasa? —Por reflejo, lanza una mirada de reojo a Violeta, que sigue incómodamente en el mismo sitio, observando cómo se desarrolla todo.

—N- nada, yo, um, Vivi y yo estábamos... estábamos en medio de una conversación seria...

—Oh —responde Nicole con indiferencia, evidentemente pensando poco y preocupándose aún menos—. Bueno, ¿ya habéis terminado? Nos he conseguido una habitación de hotel.—Engancha un brazo alrededor de Chiara y le dedica otra sonrisa encantadora a la pelirroja—. Gracias por dejar que esta se quede aquí tanto tiempo. Espero que no haya sido mucha molestia.

—En absoluto, ha sido un placer —la pelirroja recurre a su lado de mujer de negocios para mantener su fachada educada y distante.

Agachándose y esquivando, Chiara se escabulle por debajo de su brazo.

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