Capítulo 6

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—Hay algo diferente en ti —dice Bea. Están tomando unas copas en uno de los bares de cócteles favoritos de esta, un local elegante y ruidoso del centro de la ciudad con bebidas algo caras.

—He estado teniendo sexo casual con una mujer que conocí en el metro y que tiene una novia en Alemania.

Se haría el silencio, excepto que no hay ningún lugar que sea silencioso en este bar. Así que lo que oyen son los sonidos normales de un bar, el tintineo de los vasos, el parloteo, las risas estridentes.

—Sí, eso no lo habría adivinado —dice Denna—. Sólo pensé que habías comprado zapatos nuevos.

Con cara de dolor y sabiendo ya la respuesta, Violeta pregunta—¿De verdad tenemos que hablar de esto?

—Eh, sí —dice Bea con énfasis— ¿De qué más vamos a hablar? ¿El partido de fútbol de Alex? ¿Otra vez?

—¿Hola?

—Disculpa, disculpa, amo a tu novio —lanza Bea a Denna—. De todas formas, Vio. No puedo creer que no nos lo hayas dicho. ¿Cuánto tiempo lleva esto?

—Sólo un par de semanas y solo hemos quedado dos veces. Es muy casual y superficial, pero ha sido bueno y una buena distracción.

—¿Dices que se conocieron en el metro? —pregunta Denna—. ¿En serio?

—Fue el día que nos encontramos con Julia en el brunch ­—Incluso ahora, recordando el evento semanas después, llena a Violeta de una sensación de temor y dolor—. Estaba hecha un lío de camino a casa. Y Chiara, ella... bueno, se acercó y me ofreció donas para tratar de hacerme sentir mejor. A partir de ahí empezamos a hablar. Resulta que conocemos a algunas personas en común.

—¿Una mujer cualquiera te ofreció rosquillas en el metro? —Denna parece perturbada por la idea—. Parece que está loca.

Locamente buena en la cama, piensa Violeta.

—Es bastante normal, —dice.

—Pero Violeta, tiene novia —Denna está en modo madre preocupada, sentada en el borde de su asiento, con las cejas fruncidas por la preocupación.

—Eso no es un problema. Tienen una relación abierta.

Bea emite un resoplido contrariado, incrédulo.

—Sí, vale, eso ya lo he oído antes.

Endureciéndose, Violeta se siente ofendida por el comentario.

—Chiara no es así.

—Ya la está defendiendo —A Violeta no le gusta ese brillo travieso en los ojos de Bea—. ¿Estás segura de que es tan casual como dices?

—Completamente. Es el acuerdo perfecto. Ninguna de las dos está emocionalmente disponible. Yo estoy intentando superar a Julia y ella tiene novia. Aparentemente es el amor de su vida. Es una bonita historia.

—¿Tan bonita como un encuentro de rosquillas en el metro?

—No fue un encuentro bonito. Fue un encuentro normal.

Sin inmutarse, Bea prosigue.

—Vale, pero recuerda tus "encuentros casuales", Violeta. Todos quieren algo más eventualmente.

—Eso es cierto —complementa Denna—. ¿Tú y Julia no empezásteis como algo casual?

—Es un don y una maldición —dice Bea—. Todas se enamoran de Violeta Hódar con el tiempo.

—Esta no, —responde Violeta, deseando sentirse tan segura de sí misma como parece.

—Ten cuidado —advierte Bea de todos modos—. Y haz algo asqueroso como eructarle en la cara para que no se enamore de ti.

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