Capítulo 35

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Salen de la sala de los Mamíferos de América del Norte y entran en el pasillo principal, donde sigue habiendo un silencio relativo, con sólo unas pocas personas que pasan por allí. Chiara espera a que la rubia se detenga para poder hablar, pero ella sigue adelante y se siente obligada a seguirla.

La lleva de vuelta a donde cenaron. La hora de la cena está terminando, pero todavía hay mucha gente deambulando. Chiara no lo entiende. Es el lugar más extraño para elegir una conversación intensa y sincera sobre su relación.

Nicole se detiene en el expositor de meteoritos situado en el centro de la sala y espera a que la inglesa se una a ella. Cuando lo hace, antes de que la pelinegra pueda decir nada, la rubia se arrodilla.

—¿Qué estás haciendo? —le susurra confundida.

—Lo que debería haber hecho hace mucho tiempo —Esto no puede estar pasando. No puede ser. Tiene una pequeña caja roja en sus manos y todos las miran—. Chiara Oliver-

Sus ojos se abren de par en par.

—Ooooooh no no no no.

—Tú eres el amor de mi vida. Eres la razón por la que mi corazón late-

—Nicole, no —dice Chiara en voz baja y con pánico—. Por favor, levántate.

La chica se congela, con incertidumbre y confusión en su rostro.

—¿Qué?

Tratando de ignorar las miradas de todos en la sala, sisea:

—¡Levántate! Levántate!

La rubia se pone en pie, todavía con cara de confusión, mientras guarda la caja del anillo. 

—¿Estás loca?

Con la mandíbula desencajada por la sorpresa, Nicole pregunta con auténtico desconcierto:

—¿Qué?

—¿Qué? ¿Qué? —Incluso para los propios oídos de Chiara, su voz suena estridente—. ¡Me has pillado tirándome a otra! ¡¿Y tu respuesta es proponerme matrimonio?!

—Ya estaba planeando hacerlo esta noche. Es perfecto. Te encantan los museos y las cosas del espacio.

—¡Entonces lo que acabas de ver ahí atrás debería haberte hecho cambiar de opinión! —Chiara sacude la cabeza, sintiéndose cansada y agotada—. Mira, esto no está funcionando. Tenemos que romper.

—¿Por qué?

—¡Te acabo de engañar!

Con despreocupación, Nicole responde:

—Bueno, pero todavía podíamos considerar nuestra relación abierta. Yo también me he acostado con gente después de volver de Alemania. Pero esto—saca de nuevo la caja del anillo—Esto es lo que hará que nuestra relación vuelva a ser como antes.

—Nicole, en serio —

La rubia se conoce esta escena de memoria. No es la primera vez que su novia quiere acabar con la relación, de hecho, ya ha pasado unas seis o siete veces. 

Sabe que puede lograr quitar esa idea de su mente.

—Vamos a cenar, anda. Y seguimos hablándolo.

***

Chiara está sentada en una zona reservada del museo. Abriéndose paso entre la multitud, Nicole se dirige hacia ella, sosteniendo una bolsa de papel en una mano y acercando su teléfono móvil a la oreja con la otra.

Mientras se acerca, la pelinegra escucha lo que dice.ㅤ

—Estará bien... sí, no, me aseguraré... sí, llegaremos pronto... Vale, mamá, nos vemos entonces —Se deja caer en el asiento de al lado, guardando el móvil en el bolsillo—. Esa era mi madre. Está emocionada porque cree que vamos a ir a visitarla en Navidades. Ambas. Ya sabes, con lo de que mi padre está en las últimas y eso... Un poco de alegría no le vendrá mal.

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