"Jamás debió aparecer en ese video.
Jamás debió captar mi atención, ahora que la tengo en la mira, no la dejare escapar nunca."
"La tendré encerrada en un hermoso jardín como una mariposa libre volando, pero en este caso en mis manos."
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Oscuro, mi...
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~ TESSA ~
Quería que me tocara.
No solo quería sus labios en mi cuello ni en mis labios, querían sentirlo. Ya lo había probado y ahora quería más.
Como si desatara una ola de tentaciones y placer que mi cuerpo jamás había experimentado, aparte de que estamos hablando el, el hombre que se apoderó de mi corazón, por quien late: Zayn Delereux.
La tristeza ya había gobernado mi mente antes, pero ahora el placer y la felicidad es quien tienen el control total de mi ser y no quiero que se detenga.
Sus besos se concentraron en mi herida la cual beso con ternura.
Sus labios fueron bajando hasta mi vientre donde se detuvo, su respiración pesada sobre mi piel, sus dedos recorrieron mis muslos sintiendo esos toques posesivos pero suaves.
Jamás me había sucedido esto, siempre tuve miedo de ser tocada hasta por Mark, pero esta vez era diferente.
Con él me había surgido otro tipo de emociones, la necesidad de tocarlo, la necesidad de que me sumergiera hasta perder el razonamiento.
Siempre tuve miedo de mostrar mi cuerpo por las imperfecciones que consideraba de esa forma y ahora Zayn las está viendo.
Las pequeñas y leve visibles estrías en mis glúteos que estaba logrando quitar con cremas con cuidados de cuerpo.
Apreté las sábanas nerviosas y desvié la mirada cerrando mis ojos arrepintiéndome de haber mostrado mi cuerpo, miles de ideas pasaban por mi cabeza hasta que una voz suave y gentil me hablo.
—Eres perfecta—besó el lugar donde tenía lo que consideraba imperfección. Sentí mis ojos querer humedecerse pero no quería arruinar el momento—. Son como bellos dibujos, como tu propia marca. Tan linda.
Tomó mis manos y los beso con dulzura a lo que sonreí ante su amabilidad. Jamás había sentido tanta confianza en alguien, mucho menos en este ámbito.
Como si leyera mis pensamientos me miro, con su mirada comunico su pregunta a lo cual yo asentí, dando a entender que estoy lista.
Entonces el besó mi cuello hasta llegar a mis labios y fue deslizando con cuidado debajo de mi braga, me hizo soltar un jadeo. La otro mano estrujaba mi pecho, lentamente, desesperado, con miedo a lastimarme, a pesar de ser grande encaja a la perfección en mis pequeños pechos. Sentía el grosor de sus músculos chocar contra mi cuerpo y entre susurros nos hablamos.
