Sam.
Alemania. 8:37 am.
Las sirenas de la ambulancia no me dejaba concentrarme.
El olor metálico de la sangre ya no me sacudía como antes. Con los años en el periodismo investigativo, te acostumbras a la violencia sin importar cuánto desees no hacerlo. Me encontraba en una de las tantas escenas del crimen recientes, en el corazón de la ciudad, y los cuerpos de dos hombres yacían sobre el pavimento, cubiertos por sábanas negras.
"Dos Sabuesos más," pensé, sintiendo una mezcla de preocupación y coraje. Los Sabuesos de Roman Xidirov. Sabía que Tessa estaba atrapada en algo mucho más oscuro, y yo no iba a dejar que esos desgraciados ganaran.
—¿Algún detalle que podamos usar para la historia?— pregunté a Harret, el detective a cargo. Era un hombre mayor, curtido por años en el departamento de policía, y se notaba en su porte tranquilo pero vigilante.
—Estamos siguiendo las mismas pistas de siempre, Sam. Ni huellas claras ni testigos dispuestos a hablar,—respondió Harret, con su voz grave pero calmada. —Estos tipos saben cómo moverse.
—Lo sé—murmuré, sacando mi libreta de notas. —¿Alguna teoría sobre quién está tras estos asesinatos? ¿Algo nuevo sobre las conexiones de Roman con el tráfico de armas o su red de sicarios?
Harret suspiró, mirando el lugar con los ojos entrecerrados.
—Todo apunta a una purga interna. Posiblemente uno de sus propios hombres, o peor, un enemigo nuevo que aún no identificamos. Pero no hay nada concreto.
Me acerqué a uno de los cuerpos, notando el patrón de disparos en el pecho y la frente. Eficiente. Mortal. Sin dejar espacio para la duda. Todo indicaba una ejecución calculada.
—Esto... esto es muy personal,—dije en voz baja, mientras anotaba los detalles. —Roman está eliminando a los eslabones débiles. Pero ¿por qué ahora?
La respuesta no vendría en forma de palabras, sino de balas.
Un rugido de motor rompió el aire. De repente, una camioneta negra irrumpió en la escena a toda velocidad. Alcancé a ver a Harret gritar órdenes a los policías mientras yo retrocedía, buscando cobertura. Los disparos no tardaron en llenar el aire, pero fue cuestión de segundos antes de que los oficiales respondieran al fuego.
Mi corazón latía desbocado, cada pulso empujando el miedo por mis venas. "¿De verdad están intentando matarme en plena escena del crimen?".
Me agaché detrás de uno de los coches policiales, mi respiración acelerada. No podía ver quién estaba en la camioneta, pero no me quedaba duda de que sabían que estaba investigando demasiado. "Dios mío, esto es por Tessa."
—¡Sam! ¡Agáchate!—Harret me tomó del brazo, llevándome a cubierto mientras los disparos cesaban por un momento. Lo miré con ojos desorbitados.
Estoy congelada. Mi espalda esta profundamente erguida, me impide moverme, mi cuerpo pegado a la patrulla intentando controlar mi respiración.
—¿Qué... qué diablos acaba de pasar?—pregunté, jadeante.
—Alguien no quiere que sigas investigando,—dijo Harret con gravedad—, y están dispuestos a terminar el trabajo. Pero te salvamos esta vez.
Obviamente. No es la primera vez que esto me pasa.
Intenté calmar mi respiración, pero los pensamientos corrían más rápido que las balas que habían sido disparadas. "Tessa... Ella está más en peligro de lo que pensaba."
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HAUNTING BUTTERFLY (Lobo y conejo)
Romance"Jamás debió aparecer en ese video. Jamás debió captar mi atención, ahora que la tengo en la mira, no la dejare escapar nunca." "La tendré encerrada en un hermoso jardín como una mariposa libre volando, pero en este caso en mis manos." ~~ Oscuro, mi...