GABRIELA
Me aseguré de que estuviera sola en casa y en efecto lo estaba, como casi siempre...
De igual forma puse seguro a mi puerta y busqué en mis cajones los juguetes que tenía para cuando mi mejor amigo salía de viaje y me tocaba darme placer sola.
A penas tuve oportunidad me desnudé, me lancé a la cama y, como siempre, quise imaginarme todas aquellas veces que estuve con Hobi, pero no era suficiente, me excitaba, no podía negarlo, él me había dado muchísimo placer incontables ocasiones, pero de mi mente no se iba el estúpido del director y la forma en que me había besado.
Tomé el vibrador que había elegido para ese momento y lo prendí, comencé a frotarlo sobre mi clítoris mientras por mi cabeza sólo pasaba una y otra vez el cómo me sentí cuando el pene de Namjoon se rozó contra mí.
Comencé a gemir sin darme cuenta, luego de eso me introduje aquel lindo juguete que tenía en la mano y la sensación fue gloriosa, después de haber pasado horas queriendo tener algo dentro de mí, fue una descarga de tensiones el tenerlo por fin.
Comencé a pensar en cómo Nam me había penetrado sin piedad y más placer llegaba a mí, era rudo, pero no me lastimó en ningún momento, luego de un rato tuve un orgasmo, pero no me detuve, porque de pronto una necesidad enorme de que me diera sexo oral me invadió y me imaginé, sentada sobre su escritorio mientras lo tenía frente a mí de rodillas, abrazando mis piernas y con su cabeza perdida entre éstas, ni siquiera hizo falta mover mucho el consolador porque estallé en minutos.
Necesitaba tenerlo otra vez, pero el maldito orgullo me impedía salir corriendo a buscarlo para pedirle que me follara.
Continué haciendo uso de mis juguetes, pero entre más pasaba el tiempo más sentía que necesitaba algo real dentro de mí y no un estúpido pedazo de plástico, así que le llamé a mi mejor amigo.
- Hola, ¿estás ocupado? - jadeaba y a penas podía respirar con normalidad mientras hablaba.
- Hola... ¿Estabas nadando? - preguntó, era el único deporte que practicaba, así que no era raro que pensara aquello.
- No... Me estaba tocando... Te necesito - dije completamente desesperada.
- Tú siempre tan sincera... ¿en dónde estás? - contestó luego de reír a carcajadas por la sinceridad con la que le dije las cosas.
- En mi casa, ¿puedes venir? - pedí y esperaba que me dijera que sí.
- Eso no se pregunta, dame un 20 minutos y ahí me tienes - aseguró y yo estaba más que agradecida.
- Te doy 10, ni uno más y si es posible, te quiero en menos - exigí haciéndolo reír de nuevo.
- Ya voy, no te pongas ansiosa - escuché cómo se despedía de sus amigos y comenzaba a caminar.
- Ni siquiera toques cuando llegues, ya sabes la clave, estaré en mi habitación, no tardes, te lo suplico - mi solicitud era aún más desesperada que al principio.
Escuché su risa del otro lado del teléfono y corté, tal como se lo pedí llegó en menos de 10 minutos, ¿cómo fue que llegó tan rápido? no tenía idea, pero agradecía el detalle.
- ¿Tu amado no dio el ancho? - preguntó, pero yo tenía otros planes y a penas entró comencé a quitarle la ropa - ¿qué pasa? Nunca habías sido tan desesperada - cuestionó algo preocupado y curioso.
- Te explico después, ahora sólo quiero que me hagas tuya como nunca antes lo haz hecho, no te contengas, por favor, te lo suplico - era la segunda vez que suplicaba en el día y en mi vida en realidad, pero como era a mi mejor amigo no me importaba, era mejor que rogarle a Namjoon.
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Perderte para saber que te amo.
RomanceAlgunas veces la vida no sale como la planeamos, yo por ejemplo no tenía planeado nacer y aquí estoy. Mi nombre es Gabriela, estudiante universitaria en una universidad privada de Ilsan, Corea del Sur y desgraciadamente para mí, me quedan dos estúpi...